La Negra Casino, de la calle y las protestas a la calidez de un hogar
Una perra que se ganó el cariño de manifestantes, políticos y vecinos en la zona del Municipio y finalmente fue adoptada. Detrás, la historia del proyecto “Perritos del Casino MdP”, que cuida y alimenta a decenas de animales.
Por Julia Drangosch | Fotos: Lucho Gargiulo
Cualquiera que frecuente o haya frecuentado la zona del Municipio o gran parte de la Peatonal San Martín seguro la vio. Negra, gorda, tirada al sol, lengua afuera, cinta roja al cuello y dos chapitas: una con su nombre y otra con la inscripción “Perritos del Casino MdP”. Atenta a cualquier mimo o caricia, pero más atenta al sonido de los bombos y megáfonos en las protestas, pasó gran parte de su vida deambulando por las calles de Mar del Plata y sobrevivió al frío, al hambre y a la indiferencia gracias a su ingenio y simpatía, aunque también gracias a la solidaridad. Pero ahora, la Negra Casino cambió el ruido de la calle por la tranquilidad y calidez de un hogar y por el amor de una familia.
Cerca de algún grupo de efectivos de la Policía local, la Negra Casinerita (o también Negra Piquetera), supo esperar atenta y sumarse a toda protesta, manifestación, acampe o piquete. Marchó contra los femicidios, cada 24 de marzo, en todas las concentraciones contra el hambre y el ajuste y hasta se unió a la caravana tras el ascenso de Aldosivi a la Primera División del fútbol y llegó al corazón del Puerto.
Hasta hace algunos meses, la Negra Casino pasaba sus noches o los días lluviosos dentro del propio Municipio, donde los empleados -y también los funcionarios y políticos- ya la conocían, le abrían las puertas y la refugiaban del frío y la indiferencia marplatense. Por la mañana, ella ya tenía su rutina: se acercaba a la zona del Casino Central y se unía a los más de veinte perros que rondan el centro y son asistidos por Alejandra, trabajadora del lugar e impulsora de proyecto “Perritos del Casino MdP”.
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La iniciativa surgió hace más de cinco años y Alejandra es la cabeza del proyecto rescatista, que nació por el amor a los animales, pero también por necesidad, ante la creciente cantidad de perros en la calle, sin alimento, abrigo, atención veterinaria ni cuidados.
Ella, junto a una amiga y gracias a las donaciones y la solidaridad de vecinos y vecinas-no reciben aporte ni del Municipio ni de ninguna dependencia oficial- se encarga diariamente de alimentar y cuidar a unos veinte perros que circulan por la zona céntrica, entre el Casino y la Municipalidad, principalmente. Además se ocupa de otros veinte pichichos más, que por distintos motivos fueron sacados de la calle y están ubicados en distintas guarderías, a la espera de una adopción responsable.
Como muchos otros grupos rescatistas y proteccionistas de la ciudad, el proyecto de “Perritos del Casino MdP” se sustenta gracias a quienes lo impulsan y a través de donaciones, rifas y sorteos para recaudar fondos. Como la Negra hay muchos otros perros, que dependen de la solidaridad y del compromiso de algunos pocos, pero también conviven con el desinterés y la irresponsabilidad de otros tantos.
Sin embargo, experiencias como la de Alejandra o la de Francisco -un hombre de 80 años que durante gran parte de la semana se sube bien temprano al colectivo y se acerca al Casino antes de que amanezca, para alimentar junto a Alejandra a los perros (y también para jugar con ellos)- hablan de que la empatía todavía existe, al igual que el compromiso social, y que el cambio verdadero no es más que la suma de pequeñas (aunque en realidad enormes) acciones.
“Yo empecé hace cinco años con esto, trabajo en el Casino y había dos perros y empecé a darles de comer todos los días. De a poco empecé a venir con comida y cuando me quise dar cuenta ya tenía catorce kilos de alimento. Todos los días entro a trabajar a las 6 de la mañana así que tipo 5,30 ellos ya están acá, saben que les doy de comer y les dejo comida para el resto del día”, cuenta Alejandra, sobre la iniciativa.
Diariamente, en la esquina de Rivadavia y la costa, alrededor de las 5,30 los casineritos se acercan a Alejandra, Francisco o cualquiera de sus colaboradores y de forma llamativamente organizada, y con mucha alegría, arrancan el día disfrutando de alimento, pollo, carne y hasta galletitas con confites, elegidos especialmente por Francisco para ellos. Alejandra llega al menos media hora antes de su horario de ingreso al trabajo para alimentar a los animales, que enseguida se agolpan en la zona del Casino Central y no solo reciben comida, sino también -y sobre todo- mucho amor.
Como la Negra, en el centro de Mar del Plata hay muchos casineritos. Rodo, Surfer, Sarita, Zuricato, Chucho o Tito son algunos de los perros que deambulan por la Peatonal San Martín, disfrutan del sol, reciben caricias y -algunos más que otros- se acoplan a las manifestaciones y protestas que suelen irrumpir en la quietud cotidiana, a la espera de una adopción responsable.
EL PROYECTO “PERRITOS DEL CASINO MDP”
En el inicio de este proyecto, Alejandra comenzó a identificar a los perros de la zona con una cintita roja al cuello y dos chapitas: una con el nombre de cada animal y otra con la página de Facebook “Perritos del Casino MdP”, con el objetivo de individualizar a cada perro y que, ante cualquier emergencia o eventualidad, quienes encontraran a los casineritos pudieran contactarse con ella.
“No es fácil todo lo que hacemos porque es un trabajo complejo, lo hago en el Casino y me ayudan con la página. Los perros están vacunados, desparasitados y los hacemos castrar. Lo que buscamos es una adopción responsable, por eso los publicamos, para que la gente los adopte y puedan tener una familia”, explica la trabajadora, respecto al proyecto.
Además de adopciones responsables, desde “Perritos del Casino MdP” cuentan con otras alternativas para quienes quieren comprometerse y colaborar pero por algún motivo no pueden adoptar a los animales: “Nosotros juntamos plata, hacemos rifas, bonos, ponemos alcancías, hay gente que apadrina y amadrina a los perros y se ocupa de los gastos, que son muchos, en especial en las guarderías, que son casas de familia donde los tienen como si fueran propios, pero no es una adopción”.
En ese sentido, la responsable del proyecto todavía recuerda los primeros años de trabajo, las muchas deudas acumuladas y el dolor y la angustia y admite que “no es fácil” hacerse cargo de una tarea de este tipo, porque son muchos los perros abandonados que necesitan asistencia y pese a los esfuerzos y a las decenas de adopciones logradas, la cantidad de animales en la calle se incrementa constantemente. De todas formas, Alejandra destaca el compromiso y la solidaridad de muchas personas, quienes donan tiempo y dinero y colaboran con el proyecto de distintas formas.
LA HISTORIA DE LA NEGRA CASINO
La historia de la Negra Casino tiene un origen incierto, pero un presente lleno de amor, caricias y calidez. Negra, gorda y simpaticona, hace unos cuatro años comenzó a frecuentar el Casino Central y así fue cómo se topó con Alejandra: sin dudarlo se sumó a la familia de los casineritos, pero también le tomó el gustito a las protestas y marchas que suelen repetirse en el centro de la ciudad.
“Ella era una de las últimas que había ingresado. Dormía acá al principio, comía y se quedaba. Después empezó a venir con la Policía local, los acompañaba hasta acá. Le coloqué la cinta y se instaló. Junto al collie, seguían todas las manifestaciones hasta la Municipalidad. Hasta que alguien la dejó quedarse a dormir adentro y empezó a quedarse allá, pero sin faltar a comer porque todos los días venía a acá a comer, a tomar agua y a descansar. Y muy temprano, 5,30 de la mañana ya estaba acá con el otro grupo”, recuerda Alejandra.
La adopción de la Negra Casino se concretó hace algunos meses, después de años en los que la calle fue el único abrigo para esta perra, que llegó a recibir caricias tanto de las máximas autoridades de la ciudad como de los muchos manifestantes que reclaman, repetidamente, trabajo y alimento en los barrios.
“La adopción de ella surgió porque la gente de la Municipalidad nos ayudó también a buscarle una casa. Hay una señora que trabaja en la Feria de la Economía Popular y ella iba todos los días a visitarla, ya la conocía. Se encariñaron y entonces decidieron adoptarla y hoy la verdad que está bárbara, en un lugar muy grande, se adaptó más que bien, como si hubiera estado siempre en esa casa, duerme al lado de una estufa, como una reina. Y eso me pone muy contenta”, admite Alejandra, con una sonrisa.
Aunque hoy los días de la Negra lejos están de la calle, esta casinerita carga en su lomo con anécdotas y vivencias, algunas más gratas, y otras más duras y dolorosas. Y sin dudas, uno de los recuerdos que quedará para siempre en la memoria de quienes la conocen fue su odisea hasta el Puerto de Mar del Plata, en plena caravana de Aldosivi cuando el club ascendió en mayo a Primera División.
“A la Negra la fuimos a buscar al Puerto, mandamos un traslado porque siguió la caravana de Aldosivi y nos avisaron de allá. Estábamos desesperados nosotros, porque era un domingo y no sabíamos cómo traerla. Pero encontramos un traslado y finalmente la pudimos traer para acá”, relata la referente de “Perritos del Casino de MdP” sobre las andanzas de la Negra, una perra que hoy -gracias a la solidaridad- disfruta de una vida en familia, lejos de los bombos y pancartas, pero sin dudas con su espíritu callejero y revolucionario intacto.
Aquellos interesados en aportar tiempo, dinero o una familia para los casineritos pueden comunicarse con Alejandra a través de la página de Facebook “Perritos del Casino MdP”. Además, en la misma página pueden consultar las direcciones de los comercios donde hay alcancías para colaborar y también pueden acercarse a la veterinaria Alberti -ubicada en Alberti 4449- donde se atiende a todos los animales y se reciben donaciones a sobre cerrado.
