Trimarchi: diseñar, escuchar, compartir
En su segundo día, miles de personas se acercaron al Polideportivo, muchos participaron de las charlas y workshops mientras que otros se quedaron en la zona, al aire libre, entre bandas, skate y vendedores de comida.
Miles de personas, charlas con figuras del diseño, música en vivo, pibes en skate, venta de remeras, discos, libros. Un refugio de una vida a la que parece que le falta algo de color, algo de onda, algo de estilo, eso tal vez sea también Trimarchi, el evento de diseño más importante del mundo.
Lo que pasa es inexplicable y tal vez por eso pasa. La movida de Trimarchi empezó hace años y sigue hacia algún lugar, que muchos lo llaman futuro, pero que tal vez sea otra cosa.
El evento del año en el mundo del diseño, para su cumpleaños número quince, tuvo la estética del historieteista local Gustavo Sala, inexplicable, pero es así. Sala abrió la jornada con una charla delirante sobre comics, humor y tal vez el fin del mundo, un outsider en el mundo tan cool del diseño le quitó solemnidad al día y le agregó una cuota bizarra.
Más tarde Rocambole, la pata gráfica del colectivo artístico de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, presentó un libro de lujo, artesanal, de colección, sobre sus trabajos, sus diseños, esas tapas de discos y su imaginario oscuro y brutal.
Adentro pasaban cosas y afuera, entre choripanes, comida vegetariana y pan caliente, recitales en un escenario con sonido impecable. Porque si Trimarchi el sábado tuvo un sonido, fue de indie y rock psicodélico con Nelumbo.
Las charlas siguieron con Xavier Gallego, Carl Sprague, Fred Deakin y Lacen Wyman; todas eminencias internacionales en el cambiante mundo del diseño.
El sábado pasó en Trimarchi y en Trimarchi pasó de todo: charlas, diseño, música, sueños, ideas, experiencias. Sintetizar todo es imposible, como este evento, que es algo de otro planeta.
