Martes 14 de mayo | Mar del Plata
17/02/2016

Los verdaderos salvajes del reino animal

Editorial QUÉ, en la radio

 

El perro vio a dos humanos pelearse, no entendió por qué. El perro vio a dos humanos pelearse, cagarse a trompadas solo porque él había hecho sus necesidades en la vereda, en el árbol. Sus necesidades, el perro actuó con su lógica animal, tenía ganas de hacer caca y pis y lo hizo. Nada más. Pero el perro vio a dos humanos agarrarse a trompadas por eso y después vio a uno ser llevado en un vehículo blanco que hacía ruído. Estaba empapado de sangre. “Qué salvajes estos humanos”, pensó el perro mientras se olía el trasero.

El caballo estaba cansado de cartonear, de llevar tanto en sus espaldas. El caballo fue fajado por tres humanos para que se apurara. Entonces aparecieron otros humanos vestidos de azul, para defender al caballo y apalearon a los otros humanos. “Cuánta amabilidad”, pensó el caballo, que fue llevado a un campo a morirse en el olvido, mientras los humanos, sin su caballo, se morían de hambre por no conseguir cómo llevar su cartón. “Pero qué ingratos estos humanos”, pensó el caballo, mientras movía la cola para espantar a unas moscas.

El pequeño delfín se había alejado del banco de delfines, porque toda esa burocracia marina no era para él. Tanto se alejó, que sintió como unos humanos ponían sus manos sobre él y lo secuestraban o rescataban, dependiendo el punto de vista de un criminal o un revolucionario.

El pequeño delfín sintió cómo era sacado del agua por unos humanos, que festejaban y celebraban de tal manera que terminaron por matar al pequeño delfín como si fuese el personaje de Perfume de Patrick Suskind.

Los demás delfines se enteraron de lo que pasó y buscan la forma de castigar a los humanos, que son lindos, son graciosos, pero increíblemente estúpidos e irracionales.

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17/02/2016