Viernes 26 de abril | Mar del Plata
19/01/2016

Boliches en el sur: quejas por ruidos y disturbios con “trapitos”

Por las fiestas que se hacen en La Caseta y Mute, vecinos de Alfar y barrios lindantes no pueden dormir. Denuncian que los cuidacoches “tapan la salida de autos” y que hay “constantes peleas en la calle”. Reclaman más control.

Boliches en el sur: quejas por ruidos y disturbios con “trapitos”
(Foto: Facebook La Caseta)

-Hace cuatro días que no duermo. Estoy harta, me quiero mudar.

A simple vista la queja parece exagerada. Podría ser el lamento agigantado de una persona mayor que perdió la paciencia con los años y quedó afuera de las modas. Sin embargo quien protesta tiene la misma edad promedio que quienes disfrutan del motivo por el cual esta joven madre de una beba que no puede descansar se queja, los ruidos molestos que generan en verano los boliches ubicados sobre las playas del sur de Mar del Plata, aunque con una diferencia clave: ella sí vive en el barrio.

Las fiestas de madrugada que se extienden poco más de las 7 en La Caseta no son una novedad. Prácticamente desde que el popular boliche montado dentro de una gran carpa sobre la playa abrió sus puertas generó quejas y denuncias de los vecinos de Alfar, pero también de Faro Norte, San Jacinto y Serena, porque el sonido de la música electrónica -con el viento como ingrediente clave para propagarse- también supera los límites del barrio declarado reserva forestal.

-Si solo fuera la música bueno, pero es un quilombo a la noche. No se puede vivir así.

Quien ahora se queja ya no es la joven madre de una beba de casi un año que hace cuatro días va a trabajar sin dormir, sino un hombre de poco más de 40 años que además de estar molesto -más bien indignado- por la falta de sueño, se refiere directamente a los enfrentamientos nocturnos entre “cuidacoches” que ocurren dentro barrio

Da cuenta además de los vehículos estacionados frente a la entrada de autos en las casas, la música a todo volumen que la movida de cada verano que convoca a miles de personas varias noches a la semana genera en la zona y la falta de control municipal para evitar o al menos amortiguar la situación que los vecinos padecen.

Las quejas y también algunas denuncias por ruidos molestos apuntan principalmente a La Caseta y Mute, dos de los lugares de esparcimiento nocturno que más público convocan este verano por su popularidad y las fiestas organizadas con la presencia de reconocidos artistas. La semana pasada uno de estos eventos duró cuatro días consecutivos, los mismos cuatro días que Lorena y Horancio llevan sin poder dormir de noche.

EN VERANO, EL SUR “ES TIERRA DE NADIE”

La situación es grave. Esto pasa hace muchos años en Alfar y el sur, pero este año se siente mucho más. Nosotros entendemos que es verano, que la gente viene a divertirse y que es una movida que atrae turistas y genera ingresos. Pero el tema es otro. La música la escuchan hasta en el barrio Serena y ya no es solo de noche sino durante la tarde también. Y a la noche, siguen hasta eso de las 7 de la mañana”, indicó por su parte la presidenta de la asociación vecinal de fomento de Alfar, Liliana Ballanti.

Lo que la fomentista y los vecinos marcaron al hablar del tema con QUÉ es que sumado a los ruidos molestos, las noches que los boliches abren, la Ruta Interbalnearia 11, la colectora paralela a la ruta y las calles internas de este barrio residencial elegido para vivir por la mayoría de los vecinos por su tranquilidad y por cientos de familias para descansar, se vuelven “tierra de nadie” y el clima que se vibra dentro de los boliches se propaga por la calle.

La presidenta de la entidad vecinal destacó que “las peleas entre trapitos alcoholizados son constantes” y que “cortan los alambres de la reserva ubicada entre la ruta y la colectora para cobrar sumas fijas por estacionar y hasta hay carteles de La Caseta sobre la reserva para que los coches estacionen”.

Por si hiciera falta aclarar, durante el resto del año no hay cuidacoches trabajando en Alfar ni en la zona. La llegada de turistas amplía las oportunidades para quienes desempeñan la actividad y el paso de miles de autos durante el día para concurrir a las playas y luego por la tarde y la noche para ir a los boliches los lleva a delimitar el espacio público (también terrenos sin edificar) para hacer funcionar improvisados estacionamientos por los que en muchos casos exigen una suma fija de dinero.

“El barrio se llena de autos y estacionan también en la salida de vehículos de las casas de los vecinos. Nos han llegado quejas porque los trapitos le quieren cobrar a la gente del barrio por estacionar en su casa. O bien porque no pueden salir por tener un auto estacionado tapando el garaje. Y después claro, con la cantidad de gente que viene y el estado en el que muchos salen, las calles terminan siendo una mugre y nadie limpia. Mejor dicho, a la fuerza terminamos limpiando los vecinos”, continuó Liliana Ballanti.

Tras destacar la cantidad de turistas que cada verano elige a la zona sur de Mar del Plata para alquilar una propiedad y disfrutar las vacaciones, destacó: “Entendemos que la noche tiene su movimiento, que es temporada, que es diversión. Pero así nadie está cuidando al turista y mucho menos al vecino. Hay gente que se quiere mudar, eso es real. Se quieren ir porque además de los ruidos que no dejan dormir, se vive una situación de riesgo”.

En los últimos años, pese a la presencia de cuidacoches, se registraron en la zona varios vehículos violentados, tanto víctimas de robo como de actos de vandalismo. Lo mismo ha ocurrido en algunas viviendas.

“A un vecino le destrozaron el auto porque sí. Nos han dicho que a la madrugada anda gente desnuda corriendo y gritando por el barrio. Y algunos trapitos andan siempre alcoholizados y se terminan peleando entre ellos o con la gente que viene a los boliches o incluso con los vecinos”, añadió.

CONTROL INSUFICIENTE

La problemática de los ruidos molestos es conocida en el barrio. Tiene casi dos décadas de vigencia y es una constante de cada verano. Este año, sin embargo, reconocen que “la situación está peor”.

Los controles del Municipio jamás resultaron eficientes para amortiguar la situación que genera entre los vecinos. A partir de las quejas y las denuncias recibidas, la sociedad de fomento recurrió a las autoridades de las áreas de control del nuevo gobierno de Carlos Arroyo, pero con la segunda quincena de enero ya en macha y después de fiestas de cuatro noches consecutivas en los boliches, el control no llegó.

“Por parte de la policía suele haber un patrullero en la entrada del boliche. Pero en la Municipalidad no sabemos a quién recurrir. Probamos con Inspección General y con el nuevo delegado municipal de la zona (Luis Ignoto) pero todavía no hemos tenido respuesta”, dijo la fomentista.

Por último, invitó a los vecinos a que se acerquen a la sociedad de fomento a expresar su reclamo para sumar denuncias y dijo: “Acá la solución es que la Municipalidad tome las medidas que tiene que tomar. Que adopte medidas para evitar los incidentes que se generan y para frenar que la música que hay hasta la mañana se sienta adentro de las casas de incluso otros barrios. La verdad es que no se puede vivir así y no vemos que a los nuevos funcionarios les importe”.

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19/01/2016