Miércoles 01 de mayo | Mar del Plata
21/04/2016

La historia detrás del derrumbe: sobrevivir al olvido del Estado

Leandro tiene 8 años y está en terapia intensiva con fracturas múltiples y asistencia respiratoria tras la caída de un paredón en un “centro de abrigo” en Balcarce. La nueva gestión fue quien decidió alejarlo de su madre.

La historia detrás del derrumbe: sobrevivir al olvido del Estado
(Fotos: QUÉ Digital)

Es septiembre de 2015. Leandro tiene 7 años y corre a los brazos de su madre manchado de pintura blanca. “Ahora habla, hasta hace unos días no decía nada”, cuenta Soledad, de 30 años, viuda desde 2014 y mamá de otros ocho hijos. La menor, una beba de cuatro meses, está en el Materno Infantil con una traqueotomía tras una bronquiolitis. Su humilde vivienda, en Artigas al 2900, está siendo reparada (prácticamente reconstruida) por hombres y mujeres que decidieron ayudarla desinteresadamente.

Está mal lo que voy a decir -anticipa Soledad- pero antes no tenía ganas de levantarme a hacerles la leche ni llevarlos al colegio. Había pedido ayuda por todos lados y me habían cerrado todas las puertas. Ahora me están ayundando por primera vez. Había golpeado mil puertas y jamás me dieron bola. Ahora que me levanto, veo la casa ordenada y me dan ganas de hacer el desayuno. Me despierto temprano con una sonrisa para llevarlos a la escuela. Y eso antes no pasaba. Es otro despertar”. Leandro le agarra la mano y come una empanada de carne caliente.

SOLEDAD 02

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Es miércoles 20 de abril de 2016. Leandro y cinco de sus hermanos están desde el 23 de diciembre en el denominado Instituto de Protección de la Infancia de la ciudad de Balcarce, un “centro de abrigo” ubicado en las calles 35 y 28, a unos 70 kilómetros de Soledad, de su casa detrás de Villa Marista, de su escuela.

Cerca de las 18.30 uno de los viejos paredones de este precario edificio se desmorona y cae sobre Leandro. Le provoca un golpe severo en la cabeza como también una fractura en un brazo y otra en una pierna. El derrumbe también hiere a una nena de 6 años, que fue luego internada en el hospital de Balcarce y quedó fuera de peligro.

Bomberos y personal médico intervienen, sacan a Leandro de los escombros. Una ambulancia lo traslada a toda velocidad por la ruta 226 hasta el Hospital Materno Infantil de Mar del Plata. Soledad se entera mucho después y llega tarde al hospital, ya es de noche y se lamenta. Funcionarios de distintas áreas del gobierno municipal le ofrecen dinero, comida, ropa. Soledad llora, se lamenta, se echa la culpa de lo ocurrido. Le pide a Dios que salve a su hijo.

Derrumbe Balcarce PuntoNueve

(Foto: puntonueve.com.ar)

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Es 10 de diciembre de 2015. Mar del Plata y el país están en plena transición política. Hace meses que Soledad atraviesa la ciudad para llegar al Materno Infantil y visitar a su beba, que sigue internada con una traqueotomía. Está sola con sus hijos, porque su marido, un joven vidriero, falleció hace casi un año. Desde entonces Leandro prácticamente dejó de hablar.

Ese día de diciembre la salud de la beba no resistió más. Ese día Soledad regresó a su casa sola, con el vacío y la mezcla de emociones que solo una madre puede conocer y describir cuando se pierde a un hijo. Pero debe seguir adelante. Debe superar su problema de adicciones que la llevó a hacer “una mala vida”. Así lo cuenta ella. Debe seguir adelante porque otros seis hijos la esperan en su casa, ahora arreglada gracias a la solidaridad de algunos, pese a haber sido ignorada por el Estado.

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Falta un día para Nochebuena. Es 23 de diciembre. Una “medida de abrigo” que había quedado suspendida en el marco de la ayuda que el exdirector de Asistencia a la Víctima, Gastón Herrera, y un equipo de personas solidarias le habían dado meses antes a Soledad para encaminar su vida, resulta ahora reflotada por la nueva gestión de gobierno en acuerdo con la Justicia. Deciden sacarle a sus seis hijos, entre ellos Leandro -que ya tiene 8 años-, los trasladan primero a un centro de Mar del Plata y luego a Balcarce, a un edificio viejo y deteriorado por el tiempo.

“Al menos allá están todos juntos”, dice Soledad mientras busca conformarse para llenar el vacío que quedó en su casa, luego de que el área de Niñez y Adolescencia del Municipio en lugar de gestionar ayuda le quitara a sus hijos antes de Navidad y dos semanas después de la muerte de su beba.

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Ahora es jueves 21 de abril de 2016. Leandro está intentado en terapia intensiva en el Hospital Materno Infantil “con fracturas múltiples de costilla, además de una fractura en su brazo derecho y una contusión pulmonar”.

MATERNO INFANTIL

El nene presenta además lesiones en varias partes de su cuerpo y depende de un respirador artificial a partir de un fuerte golpe que recibió en el tórax. Su cabeza tiene 30 puntos de una operación anterior, realizada cerca de la fecha que su padre falleció.

En Balcarce exigen que se hagan pericias en el Instituto para determinar los motivos por los cuales cedió la estructura. En Mar del Plata, Soledad está otra vez en los pasillos del Materno, ahora por el delicado cuadro de salud de Leandro. Revive la desgarradora historia que cuatro meses atrás le arrancó a su beba.

Funcionarios de distintas áreas, algunas de ellas las mismas que impulsaron el traslado de los menores a Balcarce, le ofrecen dinero en efectivo a la madre. “¿Qué necesitás?”, le preguntan y ahora le ofrecen alimentos no perecederos, ropa, colchones.

Soledad vuelve a echarse la culpa, quiere volver el tiempo atrás. Pide ayuda, pero solo quiere que Leandro sobreviva a la tragedia del derrumbe, que sus hijos estén bien. No nombra al gobierno ni al Estado. Hace tiempo, hace años, el Estado elige no atenderla: “Me sacaban, muchos me prometían, pero no me dieron nunca una mano”, dice.

Hace tiempo el Estado eligió olvidarla. Ahora de pronto la recuerda. Y ella y sus hijos, los que le quedan, buscan sobrevivir a ese olvido intermitente mientras Leandro espera.

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21/04/2016