Drogas: “En el consumo sostenido hay una degradación personal”
Lo aseguraron desde Posada del Inti, respecto al abordaje del consumo problemático de sustancias. El crimen de Lucía Pérez volvió a poner el foco en la falta de políticas para combatir el narcotráfico y la cadena que se desprende de él.
Por fuera de lo aberrante del femicidio de Lucía Pérez, la adolescente de 16 años que fue violada y asesinada en la zona Sur de la ciudad, el crimen de la joven también puso en evidencia, una vez más, los estragos que produce el consumo compulsivo de sustancias, no solo en la psiquis de un ser humano sino en la sociedad en general. Sin ir más lejos, el punto de contacto entre los tres detenidos por el homicidio –Matías Farías, Juan Pablo Offidani y Alejandro Maciel- es, justamente, el consumo y la comercialización de droga.
Para Leandro González, director terapéutico de Posada del Inti, es necesario abordar la problemática con una mirada multidimensional. “El abuso problemático de sustancias es una situación general en la vida de una persona y partiendo de ahí se trabaja con un abordaje integral, teniendo en cuenta todas las variables, como cuestiones personales, familiares, escolares, laborales, jurídicas y macrosociales”, apuntó.
En sentido, y en diálogo con QUÉ, en la radio, el especialista consideró –respecto a las consecuencias del abuso de drogas- que “en un consumo sostenido en el tiempo, con un fuerte compromiso de las sustancias, hay una suerte de degradación personal”.
Sobre el caso de Lucía Pérez, y aunque evitó referirse a la situación particular de los imputados por desconocer todos los detalles, González consideró que lo sucedido ha sido “aberrante” y por eso entra “en un terreno de complejidad”. “Podríamos decir que hay muchos usuarios de drogas, y que muchos de ellos son problemáticos, pero no por eso las personas desembocan en acciones espantosas como las que vimos”, graficó.
En ese marco, y en lo que hace a qué es lo que lleva a una persona a perder cualquier tipo de conciencia ética o moral, para el director terapéutico de Posada del Inti “en un consumo sostenido en el tiempo, con un fuerte compromiso de las sustancias, hay una suerte de degradación personal; entonces los límites que tenemos para establecer frenos ante ciertos impulsos se van viendo diezmados”.
“Para entender lo que pasó –completó- hay que trascender al título periodístico que lo resume a un acto simple y aberrante y entenderlo como una situación compleja; desconozco los detalles de la vida y la construcción personal de los involucrados, pero imagino que esto ha sido el último acto de una larga cadena que se explica desde hace muchos años atrás”.
“LA DROGA MÁS PELIGROSA ES LA FALTA DE AMOR”
Consultado respecto a cómo abordar no solo esta sino todas las situaciones relacionadas con el abuso de sustancias, para el profesional “hay una cuestión central que es la prevención: dentro del abordaje de políticas de Estado, esa es la llave para destrabar la puerta cerrada y es la que en general queda al final de la consideración”.
“El paradigma de cómo se entiende la problemática a nivel macrosocial es el del prohibicionismo, la guerra contra las drogas que arrancó en los ’60; entonces se hace fuerte hincapié en perseguir la oferta y casi nada para prevenir la demanda”, advirtió y reparó en las contradicciones de “la lucha contra el narcotráfico”: “Se resume a que si eliminamos la oferta no habría demanda, pero a mi criterio eso no es verdad, porque la clave está en prevenir”.
Finalmente, y en lo relativo a las distintas sustancias de consumo compulsivo, González volvió a reparar en la necesidad de una mirada multidimensional: “La droga más peligrosa es la falta de amor en la casa; ese es el primer eslabón de una larga cadena que eventualmente o no derivará en el uso problemático de sustancias”.
