Latejapride: el orgullo de pertenecer a un barrio obrero
La banda uruguaya de hip hop se presenta este sábado en el Auditorium. “Queremos hacer música honesta, que haga bailar pero también pensar. En eso estamos”, dice el DJ del grupo, Leonard Mattioli.
Pequeñas historias de amor, de sexo, trabajo, rutina y violencia. Podríamos decir que el rap es un compendio de esas pequeñas historias. Podríamos decir que la música es un compendio de esas pequeñas historias. Que la historia de la humanidad es un compendio de esas pequeñas historias. Latejapride, desde el hip hop, canta esas historias que nacen en un barrio obrero de Montevideo, pero que cruzan el Río de la Plata con total sentido de pertenencia y que este sábado a la noche sonarán en el Teatro Auditorium.
Latejapride viene a Mar el Plata en el marco del Ciclo Agadu, que tiene el apoyo de la Embajada de la República Oriental del Uruguay y se presentará este sábado, desde las 21 en la Sala Payró del Teatro Auditorium -Boulevard Marítimo 2280-.
Latejapride es una banda de rap no ortodoxo activa desde 1997. Nace en el barrio montevidiano de La Teja y su música va desde el digital funk, al rap, a la cumbia y el rock. Su nuevo disco lleva por nombre Cazadores de Gigantes, en él exploran desde el rap hardcore hasta la cumbia digital sin dejar de sonar de una forma original y fresca.
“Queríamos contar pequeñas historias, tanto nuestras como de amigos, y a la vez queríamos lograr un groove casi hipnótico”, dice el DJ de Latejapride, Leonard Mattioli sobre el trabajo que hicieron y agrega: “No sé si lo logramos, pero el resultado nos copa, estamos bastante satisfechos”.
-¿Cómo es el barrio La Teja?
-Es un barrio al oeste de Montevideo, que nace a los pies del Cerro de Montevideo y termina en el Paso Molino. Creció producto de la migración entre 1900 y 1960, en un contexto de sustitución de importaciones. Los años 60 significaron la crisis, primero económica, luego social. La Teja, por sus características de barrio obrero y también de semillero de intelectuales fue una base de resistencia a la dictadura. En lo cultural, La Teja es uno de los barrios que más participa del carnaval, la fiesta popular por excelencia. Ahí nació Latejapride, hoy la banda es más Montevideana en el sentido amplio de la palabra, la adultez nos encontró repartidos por toda la ciudad, pero en La Teja nacimos.
-Los uruguayos son un pueblo muy musical. ¿Por qué llegás al rap y no a otros géneros tal vez más “tradicionales”?
-Eran los 90s, experimentábamos con una vieja computadora Commodore Amiga A 1200 y un sampler, y queríamos hablar, queríamos contar historias locales a la vez que producir música que se pudiera bailar, y éramos hijos de eso que en algún momento se conoció como globalización. Así llegamos al rap, a la electrónica, al funk.
-¿De dónde vino la inspiración para realizar Cazadores de Gigantes?
-El disco lo grabamos en Santiago Vazques, un pueblo en las afueras de Montevideo. Entre la música que escuchamos mientras lo componíamos hay desde Hip Hop, a cumbia digital, trap, canciones de la guerra civil española, y un gran etcétera.
-¿El Hip Hop te parece un género violento o eso es algo que quedó sólo en el imaginario de esos primeros raperos del Bronxs?
-Nace en una realidad violenta, y es reflejo de eso. Pero mucha agua ha pasado por abajo del puente, y el género se ha enriquecido muchísimo. Podés encontrar mucha cosa dentro del rap, donde la violencia fue dejada de lado hace mucho.
-El rap es música bien urbana y hasta marginal ¿Sirve como refugio para contar lo que pasa en la sociedad?
-Sí, como cualquier expresión artística. Claro que sirve, no sé si lo que pasa, pero sí lo que cree quien lo cuenta que pasa. No hay verdades reveladas, y para saber qué pasa habría que construir un discurso entre muchos, probarlo, compararlo, mejorarlo, que pueda explicar qué pasa. El rap es sin dudas una de esas herramientas que tiene el arte que funciona.
-¿Cuál es el mensaje que intentan dar con Latejapride?
-Queremos hacer música, queremos hacer música desde nuestro lugar en el mundo, que sea honesta, que haga bailar pero también pensar. En eso estamos.
