Domingo 28 de abril | Mar del Plata
10/04/2022

Secta en el Hotel City: el juicio, en su tramo final con los alegatos

A siete meses del inicio, el juicio contra los tres acusados de captar y explotar a múltiples víctimas se encuentra en su etapa final. Uno de los imputados murió.

Secta en el Hotel City: el juicio, en su tramo final con los alegatos
(Foto: archivo / Qué digital)

La utilización de una figura de líder religioso y espiritual, el aprovechamiento de personas con problemas afectivos, económicos o de contención emocional, el sometimiento a aberrantes abusos sexuales, la crianza de niñas y niños en cautiverio y la puesta en marcha de un sistemático  “proceso de despersonalización” de las víctimas son algunas de las características que el Ministerio Público Fiscal planteó en el inicio de su alegato en el juicio contra los integrantes de la secta que funcionó durante años en el Hotel City de Mar del Plata.

Las audiencias del debate iniciado en septiembre pasado y que entró en su etapa final ante el Tribunal Oral Federal se retomarán este lunes y a esta instancia llegaron tres acusados ya que uno murió semanas atrás. Previamente, el juicio ya se había iniciado sin el principal acusado, Eduardo Agustín De Dios Nicosia que murió en enero de 2021 mientras esperaba el debate en prisión.

Si bien la causa detectó por parte de la secta la captación de al menos 33 víctimas en Mar del Plata para luego reducirlas a la servidumbre y explotarlas económica, sexual y laboralmente, desde la fiscalía dieron a conocer que en esta instancia del juicio se tienen en cuenta al menos diez casos.

De esta manera, el debate que tiene la acusación a cargo de los fiscales Fabián Celiz y Carlos Fioriti, presenta como acusados a la pareja de Nicosia, Silvia Cristina Capossiello, acusada de ser coautora de la reducción a la servidumbre y explotación económica, sexual y laboral de las víctimas, ya que participaba de las directivas centrales en la organización; y Sinecio de Jesús Coronado Acurero y Luis Antonio Fanesi a quienes se les adjudica el carácter de partícipes primarios. Por su parte, si bien al inicio del juicio también estaba el psicólogo Fernando Velázquez, falleció semanas atrás.

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El alegato de la fiscalía contra los tres acusados se inició el lunes pasado y continuará este lunes ante los jueces Roberto Falcone, Fernando Machado Pelloni y Nicolás Toselli. Luego será el turno de escuchar las posturas de las defensas para que después el Tribunal quede en condiciones de dictar la sentencia.

En la primera jornada de alegato, el auxiliar fiscal Carlos Fioritti repasó la estructura de la secta que funcionó en Mar del Plata y señaló que Nicosia ­fue el fundador de la congregación, como una “suerte de guía espiritual”. “Los imputados Capossiello, Coronado Acurero y Fanesi formaron parte de una secta criminal de naturaleza religiosa bajo la apariencia de un grupo de yoga, con influencia de filosofía hindú con la finalidad de captar y acoger a personas en situación vulnerabilidad con el propósito de reducirlas a servidumbre y lograr su explotación económica, sexual y laboral”, sostuvo el funcionario judicial.

Las actividades de la secta -según se desprende de la investigación- habían comenzado al menos en la década de 1970, aunque a partir de 2005 y hasta el allanamiento del 3 de julio de 2018, se dieron en Mar del Plata, puntualmente en el hotel de Diagonal Alberdi al 2561.

juicio secta mar del plata

(Foto: archivo / fiscales.gob.ar)

Concretamente, una parte acusación de la fiscalía apunta a que Nicosia sometió a los integrantes de la congregación, previamente captadas, y a los miembros de su propio grupo familiar a aberrantes delitos contra la integridad sexual. “Esas conductas las llevó a cabo con la complicidad de los coimputados Capossiello, pareja del líder, Coronado Acurero, Fanesi y Fernando Velázquez, mediante engaños, falsas promesas, fuerza, violencia, abuso de situaciones de vulnerabilidad, y valiéndose de su figura de líder religioso y/o espiritual y obteniendo a partir de ellos un consentimiento viciado”, señalaron desde la fiscalía.

“Les efectuó personalmente tocamientos, abusos sexuales con acceso carnal y en reiteradas oportunidades y a su vez obligó a tener relaciones sexuales a los discípulos y a los integrantes del grupo entre sí”, describió el fiscal e incluso puntualizó que producto de esos abusos Nicosia tuvo catorce hijos: doce con seis mujeres diferentes y los restantes con dos de sus propias hijas biológicas.

“Salvo un caso, todos fueron inscriptos o registrados como hijos biológicos de otros miembros de la congregación”, describió Fioriti y reparó en que Nicosia y otros de los imputados “alteraron y ocultaron la verdadera identidad de las personas y cometieron falsedades documentales y/o declarativas en particular respecto a siete de las víctimas”.

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El fiscal Fioriti durante la primera jornada de alegato describió la estructura general de la organización y reparó en que todo se inició con la “existencia de un instituto de yoga” que originariamente funcionaba en la Ciudad de Buenos Aires. “La figura de Nicosia aparece como una figura encantadora. Como un referente espiritual, carismático, que concuerda además con la característica de toda secta. La dominación de un líder sobre sus integrantes, fieles o súbditos. Precisamente, en base a ese carisma, y contando con la colaboración de Capossielo, Velázquez, Acurero y Fanesi, se conformó una secta criminal con el objeto de cometer distintos delitos”, expuso.

Y así detalló que los acusados captaron a personas en situación de vulnerabilidad con el objetivo de reducirlas a servidumbre y explotarlas laboral y económicamente. “Cuando nos referimos a personas vulnerables nos referimos a personas con problemas afectivos, de contención emocional, o de problemas económicos, situaciones que eran aprovechadas por Nicosia y Velázquez para lograr su captación”, señaló sobre el rol de los principales acusados que fallecieron a lo largo de la tramitación de la causa y puntualizó que más allá de las personas que fueron captadas también estaban los hijos de Nicosia, que fueron criados en cautiverio.

Por otro lado, desde la fiscalía destacaron que al ingresar a la secta se le imponía a las personas como condición un aporte económico que consistía en la entrega de bienes, inmuebles o dinero en efectivo para lograr un “desapoderamiento económico” y a su vez remarcaron que se llevaba adelante un “proceso de despersonalización” que llevaba a las víctimas -que también eran torturadas y agredidas físicamente- a no poder tomar decisiones.

“No existía libertad para desarrollar actos cotidianos de la vida. De hecho, los hijos nacidos en este marco ni siquiera concurrían al colegio. No se festejaban cumpleaños y estaba prohibido hablar con extraños. La filosofía de esta secta era cortar los lazos afectivos de sus víctimas: los lazos familiares y el contacto con el exterior. Ese proceso coercitivo produjo como lógico resultado que sus decisiones se encontraran viciadas, que su consentimiento no haya sido libre, siendo que se vio afectado por este proceso de manipulación proyectado sobre sus vidas tanto por parte de Nicosia como Caposielo, Velázquez, Coronado Acurero y Fanesi”, concluyó el fiscal.

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10/04/2022