Contra las amenazas
Editorial QUÉ, en la radio
La casa del intendente amaneció pintada con una amenaza de balas ¿Qué buscaba el que escribió esa pared? ¿Qué pretendía? ¿Para qué?
Si para algo sirvió la pintada fue para fortalecer a un intendente y sus convicciones. Sirvió para que un hombre golpeadísimo hablara del destino, de Dios y se sintiera como ese soldado que quería luchar en Normandía, pero que nunca supo si era aliado o no.
La pintada y la amenaza fueron anónimas y sólo sirvieron para confirmar que en todas partes hay gente que le hace daño a la democracia, mucho daño.
Pausa a la discusión política, a los desacuerdos, a las diferencias. Lo que le pasó a Arroyo fue un acto violento, anónimo y cobarde.
Repudiemos el ataque, si no estamos de acuerdo al menos en eso, discutir qué ciudad y qué país queremos va a ser muy difícil.