Discutir el derecho al aborto
Editorial QUÉ, en la radio
Ordenaron liberar a Belén. Estaba detenida en Tucumán, condenada a ocho años de prisión por un aborto espontáneo. “Belén somos todas”, exclamaron algunas mujeres de algunos grupos de mujeres, llenaron las calles de carteles y cantaron victoria cuando la liberaron.
“Belén no soy yo”, dijeron individualmente por separado otras mujeres, que vieron el caso como asesinato, pero les pareció mucho laburo discutir el tema y argumentar.
“¿Quién es Belén y por qué la detuvieron?”, preguntaron las que no querían ser Belén, pero que tampoco querían que estuviera en cana.
La liberación de Belén tal vez no sea una victoria, pero al menos le da a la sociedad la victoria de discutir el derecho al aborto. Discutirlo, ponerlo en la agenda del Congreso.
Discutirlo de una manera inteligente, sin que feministas pinten una ciudad y escrachen una iglesia, sin que conservadores griten asesinas, repriman y encarcelen.
Discutir el derecho al aborto sin que más mujeres sigan muriendo por hacer abortos clandestinos. Discutir el derecho al aborto es, sin dudas, discutir el derecho a la vida.
