Jueves 02 de mayo | Mar del Plata
04/10/2015

Cooperativa Frigore: el desafío de enfrentar problemas a diario

Casi cien trabajadores le dan vida al ex frigorífico Sadowa. En busca del progreso, a tres años de la primera faena luego de un largo proceso de lucha, dan pelea en un sector de elevados costos, con grandes deudas y hasta juicios laborales.

Cooperativa Frigore: el desafío de enfrentar problemas a diario
(Fotos: QUÉ Digital)
Joaquín Lledó

Por: Joaquín Lledó

La vida diaria de una cooperativa autogestionada implica un desgaste que es necesario aprender a sobrellevar, mejorar y superar. En la Cooperativa de Trabajo Frigorífico Recuperar Limitada, Frigore, saben mucho de eso. Es que darle impulso y encarrilar a un gigante en la industria de la carne encuentra dificultades cada día. Un sector difícil por si mismo, elevados costos de producción y mantenimiento, grandes deudas y hasta juicios laborales, son algunos de los obstáculos que a diario los trabajadores intentan superar, saldar, solucionar. A cuatro años de haberse hecho cargo de la planta, a través de la expropiación, y a tres de la primera faena, 96 personas le dan vida al ex frigorífico Sadowa e intentan encaminarse hacia la sustentabilidad.

La historia –que la cooperativa tiene muy bien guardada y resumida en una carpeta que entrega cada vez que hace falta- cuenta que el grupo Santa Bárbara, dueño de Sadowa, El Amanecer Lácteos y Silos del Puerto, presentó la quiebra el 1º de julio de 2010. Los trabajadores del frigorífico pasaron cien días dentro de la planta hasta que fueron desalojados y reprimidos. Entonces, armaron una carpa afuera, se enfrentaron con sindicatos y autoridades y empezaron a planear una cooperativa y a impulsar la expropiación, que finalmente lograron e hicieron valer a partir del 11 de septiembre de 2011. Casi un año más tarde, llegaría el momento de la primera faena, con 45 animales.

Frigore archivo

Carlos Vega tiene 55 años. Fue el primer presidente de la cooperativa Frigore y hoy es consejero titular. Fue una de las caras visibles de la larga lucha y hoy sigue siendo uno de los referentes de la empresa recuperada.

“El Estado fue el encargado de darnos la oportunidad de que nosotros hoy estemos sentados acá, nosotros laburábamos arriba, nunca bajamos, solo lo hacíamos para firmar algo”, dice en la oficina de la planta baja y se prepara para repasar el camino recorrido, pero principalmente para tratar de explicar el hoy, que no les es para nada sencillo enfrentar. “No tengo titulo de nada, pero tengo el titulo del laburante y el laburo te dignifica siempre. Y perder eso es lo peor que te puede pasar”, define.

La planta de Frigore es un gigante y el complejo en el que está emplazada mucho más: son 53 hectáreas de las cuales diez utiliza la cooperativa y otras 43 fueron otorgadas al Estado provincial para el desarrollo de planeamiento urbano y viviendas sociales, que hasta ahora no se realizó ni está proyectado que se concrete.

“Acá llegaron a trabajar 1200 personas. Muchos barrios periféricos crecieron por el laburo que daban acá. Hoy no llegamos a un 10%, pero podemos mantener la planta en condiciones”, grafica Vega sobre pasado y presente.

Como en todos los casos, para los trabajadores fue entrar en un mundo nuevo, desconocido. “Lo nuestro fue un curso acelerado. De cooperativa no sabíamos nada, no sabíamos ni de que se trataba porque nacimos cooperativistas por la necesidad de laburo”, expresa y remarca el apoyo de la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT), la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores Autogestionados (Facta) y la Federación de Cooperativas de Trabajo de la República Argentina (Fecootra). Además, dice que hoy mantienen una muy buena relación con el Municipio, la Provincia y la Nación.

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LA PRODUCCION Y EL MERCADO

Los trabajadores de  Frigore tienen en claro que no están inmersos en el sector simple para llevar adelante una cooperativa que se vuelva rápidamente redituable.

Al día de hoy, y pese a que la planta está preparada netamente para la exportación, los 96 trabajadores se centran únicamente en la faena para consumo local y en la venta directa en una carnicería que tienen en el ingreso al frigorífico, ubicado en la avenida Constitución al 10300.

“Hoy hacemos únicamente consumo. Trabajamos dos veces por semana, pero gracias a dios no hemos parado porque dentro de todo lo podemos mantener. Con saldar los gastos fijos para nosotros es importantísimo”, admite Vega y cuenta que en varias oportunidades el Consejo de Administración no llega a disfrutar de los retornos, ya que los priorizan para el resto de los integrantes de la cooperativa.

“El tema de la carne es complicado: hoy estamos hablando de cada animal entre 4 mil y 5 mil pesos. Y vos no tenés esa plata. Entonces tenés que venir vos que compraste esa vaca y nosotros te hacemos el servicio, te cobramos por el kilo a gancho”, explica y señala la imposibilidad hoy de competir en el mercado por “no tener la plata suficiente”.

Ante este panorama, los trabajadores tiene en claro cuál es el objetivo: exportar. “Nuestra ambición es poder agarrar una exportación, que el Estado nos garantice una exportación, entonces sacamos una línea de crédito y se paga sola”, cuenta Vega y sostiene que se trata de “un frigorífico netamente exportador, que es muy grande para hacer consumo”.

En ese sentido, las condiciones parecen estar dadas, al menor desde la infraestructura. Una recorrida por la planta permite verla en condiciones, sumamente cuidada y a la espera de tener más movimiento del que hoy tiene.

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DEUDAS Y JUICIOS

No solo las características del mercado son una complicación para la cooperativa. Deudas contraídas a lo largo del camino y algunos problemas internos que hasta derivaron en juicios laborales se suman a la lista de las dificultades que batallan todos los días los trabajadores.

“A raíz de diferencias con el abogado que nos acompaño inicialmente, Julio Hikkilo, hoy tenemos una serie de chicos que eran de la cooperativa que nos mandaron telegramas por decir que estaban en relación de dependencia y reclamando aguinaldo, vacaciones y ese tipo de cosas”, dice Vega y luego suma que el problema surgió el año pasado cuando decidieron apartar al síndico porque, según sostiene, “robaba”.

“En los juicio dicen haber estado en relación de dependencia, y nos han ganado porque nosotros no le hicimos contrato ni nada si al principio no teníamos ni para comprar un papel. Cobrábamos y no les dábamos recibos porque no teníamos ni para imprimir”, aduce Vega.

Así es como recuerda en el aquel entonces, al que pertenecen los reclamos, “no había un peso en la cooperativa” y solo se juntaban para pintar y empezar a poner en condiciones la planta. “Hasta pedimos prestada una pintura que todavía no la hemos pasado”, relata y no deja de agradecer a esas manos que se tendieron en el peor momento, el del arranque.

Ante estas situaciones, la cooperativa dice tener por delante un gran desafío. “Somos todos cooperativistas, pero si vos no pones la moneda no te viene nadie a trabajar. Esa es la otra razón que tenemos que cambiar nosotros”, afirma.

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VOLUNTAD Y VOCACION

Vega y el Consejo de Administración intentan mantener la rigurosidad ante cuestiones que consideran fundamentales.No se trata de ser el malo de la película, pero sí tenés que mantener un orden porque 96 personas son 96 problemas todos los días”, entiende.

De esta manera, analiza el panorama interno en estos años de lucha y define: “Nosotros no pedimos una vocación de trabajo, pedimos voluntad. Porque para tener vocación realmente la tenés que sentirla. Eso es muy bueno, pero acá no podes pedir eso, tenés que pedir la voluntad del trabajo. Y quien no tiene voluntad de trabajo no puede insertarse en el régimen cooperativista”.

Entonces, sustenta esa rigurosidad en un marco general. “Esta no es una cooperativa común. Está bien que todos somos cooperativistas, pero esta no es una cooperativa de las que el Estado puede hacerse cargo de que vos cobres. Esta cooperativa es autogestionada. Vive y subsiste si tenemos el ingreso adecuado”.

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PROYECTOS Y FUTURO

La producción para exportar es el objetivo central hoy de la cooperativa. Pero en el mientras tanto aparecen otras ideas y proyecciones. Los trabajadores se encuentran en gestiones para conseguir un camión para hacer reparto, buscan ingresar a programas como Precios Cuidados y en ferias populares, intentan alquilar parte de las grandes cámaras de frío que tienen disponibles y proyectan la fabricación de una “hamburguesa social” para venderle al Estado, a través del área de Desarrollo Social. “La queremos hacer, en algún momento la vamos a hacer”, se entusiasman los trabajadores de igual manera que lo hacen día a día con cada actividad. Esa, entiende, es la única manera de seguir empujando el carro del cooperativismo y la autogestión.

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04/10/2015