Viernes 26 de abril | Mar del Plata
23/03/2015

Procrear: “Nos robaron el sueño de la casa propia”

Lucía Moro y Maximiliano Díaz representan solo a dos de las cientos de familias defraudadas por el constructor Pablo Aquino. No solo perdieron grandes montos de dinero sino que hoy esperan respuestas para saber cómo seguir.

Procrear: “Nos robaron el sueño de la casa propia”
Lucía Moro frente a lo que hoy debería ser su casa en el barrio Malvinas Argentinas.

Lucía Moro y su esposo esperaban poder mudarse en los próximos meses a su casa del barrio Malvinas Argentinas. Con toda la ilusión a cuestas, y tras ser sorteados en el marco del Programa de Crédito Argentino (Procrear), a fines de 2013 se pusieron en contacto con Modularq, empresa constructora a cargo de Pablo Aquino. En febrero de 2014 firmaron el contrato y todo estaba listo para empezar. Hoy, solo tienen el 30% de su casa construida y una gran parte está mal hecha. Perdieron más de $50.000.

Maximiliano Díaz tiene 37 años, está casado y tiene un nene de cuatro años. También a fines de 2013 tomó contacto con la empresa de Aquino, tras ser sorteado en el Procrear. Tiene su terreno en el barrio El Sosiego y a pesar de haberle entregado más de $70.000 al profesional, la construcción en su casa ni siquiera comenzó. Para poder iniciar los trámites del programa tuvo que vender su auto y junto a su familia decidió mudarse a la casa de sus padres, mientras se avanzaba en la edificación, para ahorrar el alquiler. Hoy, no sabe ni cuándo ni cómo podrá mudarse.

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La de Maximiliano y Lucía son tan solo una pequeña muestra de la situación que atraviesan día a día las cientos de familias que fueron estafadas por el constructor Pablo Aquino, dueño de la empresa Modularq y, además, empleado municipal del Ente de Obras y Servicios Urbanos (Enosur).

Si bien recientemente el Colegio de Técnicos de la Provincia de Buenos Aires decidió inhabilitar a  Aquino, y más allá de la intención de la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses) de otorgarle a los damnificados una prórroga para sus respectivas construcciones, la realidad es que hoy estas familias no saben qué pasara con el sueño de tener la casa propia.

Es que, más allá de la importancia de la extensión de los plazos, los costos actuales distan notablemente de los acordados entre 2013 y 2014. Por ese entonces, el valor del metro cuadrado estaba cerca de $5000 y hoy el mismo asciende a los $7200.

Ante esta situación, un grupo de alrededor de 70 personas presentó la semana pasada una carta a Anses con el objetivo de ver la posibilidad de que la dependencia pueda no solo otorgar una excepción en cuanto al tiempo de construcción, sino también en cuanto al dinero.

“Nuestro pedido no solo es de una prórroga de tiempo para empezar a pagar las cuotas, que ya estaría acordada, sino de un monto que entendemos deberá ser evaluado en cada caso; el mismo podría en principio contar con la documentación del último monto entregado a la constructora que nos estafó”, propusieron y remarcaron la urgencia y necesidad de una respuesta concreta “a fin de saber y no transitar mientras se define esa sensación de angustia al no conocer qué es lo que va a ocurrir”.

En ese sentido, los damnificados se mostraron preocupados y sostuvieron: “Este tiempo de silencio nos agobia y amplía más esa sensación nefasta de ‘nos robaron un sueño, el sueño de la casa propia’”. Y luego apuntaron: “Este programa no solo nos ha otorgado el derecho a la vivienda, sino que nos ha ofrecido, reconociendo y aceptando verdaderamente el esfuerzo que nos llevaría desde el comienzo, sentir que el Estado nos permitía la construcción de nuestro hogar”.

PROCREAR 03

 

EN PRIMERA PERSONA

Lucía cuenta su historia y asegura que, por naturaleza, es positiva. Sin embargo, sabe de las dificultades del momento que atraviesa y mientras mira los cimientos de su casa, se lamenta de haber contratado a Pablo Aquino.

“La plata que nos ha robado no la tenemos y no disponemos de dinero ni para material ni para mano de obra; en algunos casos hay que repensar en lo que se había diagramado o contratado con él porque la situación económica no va a dar”, afirmó y remarcó que más allá de la prórroga de tiempo, en su caso, “no hay más plata para continuar”.

En ese sentido, la mujer entendió que las cosas, de una u otra manera, deberán concluir de forma satisfactoria “porque si no se desvirtuaría el programa”. “Habrá que ver la forma, porque no pueden ser las mismas tampoco, pero hay que solucionarlo”, señaló.

En cuanto a su vivienda, según detalló, en su caso se avanzó en un 30% de la construcción, pero gran parte de los trabajos están mal hechos. “Nosotros ni bien cobramos ese dinero se lo dimos a él, lo que era para llegar al 70%, y bueno ahí nos quedamos; además hay un montón de problemas con la construcción y realmente de lo que hay, hay mucho para tirar”, sumó.

Nosotros estamos muy agradecidos con respecto al programa, pero estamos sufriendo porque con el sueldo que tenemos no nos da para conseguir un crédito en otro lugar. Por ahora estamos alquilando, pero en julio se nos vence el contrato y eso también es un problema”, completó.

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Maximiliano llega acompañado por su papá, quien ratifica y asiente todo lo que dice su hijo. Como todo padre, está indignado y enojado y lo hace saber. Maximiliano mantiene la calma, pero también está decepcionado y preocupado. Es que a pesar de haber invertido muchísimo dinero, en el terreno que eligió en el barrio El Sosiego no hay nada más que tierra y pasto.

“Lo que más nos dio garantías cuando lo contratamos fue que era empleado municipal, era una ventaja importante; todo arrancó bien, pero una vez presentada la carpeta empezaron las demoras. Luego nació su hijo y me pidió una semana más y ahí me dijo si le podía adelantar los $70.000”, relató y comentó que en numerosas ocasiones se reunió con Aquino y ahí fue donde comenzó a notar que había algo extraño cuando surgieron algunas denuncias.

La última vez que vio al profesional fue el pasado 13 de febrero. Dada la urgencia por el inicio de las obras, Maximiliano incluso llegó a ofrecerle al constructor “pagarle la mano de obra hasta que él pudiera comenzar”: “La verdad estaba atado de manos y piernas, porque era ‘o le creo o me estafó’. Y al principio quise darle la opción a la credibilidad, pero finalmente me di cuenta de que no era así”.

Finalmente, el hombre reparó en otro detalle: él le pagó a Aquino el 30 de enero y la primera denuncia en la Fiscalía ingresó el 31 del mismo mes. “Si hubiera sabido no le daba ni un peso. A mí no me puso ni un ladrillo; hoy estoy viviendo en la casa de mis padres, cuando salimos sorteados estábamos alquilando y dijimos ‘sacrifiquémonos, apretémonos para juntar un poco de plata’ y salió todo al revés. No tengo nada”, enfatizó.

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23/03/2015