La Asociación de Sordos y un pedido de ayuda que no llega
Desde 2013 el techo de la sede de Belgrano al 3900 quedó sumamente dañado y hoy todo el edificio se encuentra deteriorado. A pesar de tramitar un subsidio desde aquel momento, nunca tuvieron respuestas. La entidad funciona hace 60 años.
Desde febrero de 2013 que una fuerte granizada cayó en la ciudad la Asociación de Sordos Mar del Plata (Asmar) tiene su sede en un deterioro constante. Es que los graves daños en el techo nunca pudieron ser reparados por su costo y a pesar de transitar numerosos pedidos y trámites para acceder un subsidio que permita poner en condiciones el espacio, las respuestas del Estado nunca llegaron. Así, al día de hoy, el lugar se encuentra sumamente dañado y los integrantes de la entidad que lleva 60 años en la ciudad se quedaron sin lugar de encuentro.
La sede de la Asociación de Sordos Mar del Plata está ubicada en Belgrano 3908. Después de las últimas lluvias que se sucedieron en Mar del Plata está llena de agua y con sus instalaciones en un deterioro constante. Y por eso sus integrantes y colaboradores quieren hacer visible la situación con el objetivo de recibir ayuda. Es que pese a que desde 2013 tramitan lineas de subsidios para recibir una ayuda oficial que nunca tuvieron, las respuestas no llegan.
“Con la pedrada de 2013 tuvieron problemas en el techo. A partir de ahí empezó a lloverse”, contó Elizabeth Iribarren, contadora que colabora con la asociación, en diálogo con QUÉ Digital y relató que, casualmente, ese año Inspección General se acercó al lugar con el objetivo de terminar con la habilitación que se había empezado hace 20 años.
“Cuando vieron el estado, la instalación eléctrica hecha por fuera y un entrepiso de madera nos dijeron que había que hacer inmediatamente las adaptaciones. Lo que se planteó por nota es que como se llovía el techo no se podía hacer ninguna adaptación eléctrica porque por más que se hiciera iba a seguir generando peligro. Y entonces nos dieron la idea de pedir un subsidio al Municipio”, explicó Iribarren.
A partir de ahí, según su relato, comenzaría una extensa recorrida por dependencias y autoridades para obtener ayuda oficial que se extiende hasta el día de hoy, sin respuestas.
De acuerdo a lo explicado, primero desde el gobierno de Gustavo Pulti les prometieron armar un expediente para tramitar un subsidio, que nunca llegó a ser aprobado por la Secretaría de Hacienda. Pese a la insistencia, no hubo avances.
Después, ante la asunción de Carlos Arroyo, desde la entidad insistieron con el pedido. “Vieron las instalaciones y nos dijeron que necesitábamos ayuda, pero que ellos no tenían dinero. Y nos enviaron a hablar con Desarrollo Social de la Nación”, detalló Iribarren. Luego, desde la dependencia nacional, al presentar la entidad un prepuesto de $1 millón para el acondicionamiento del lugar, los derivaron a la Comisión Nacional Asesora para la Integración de las Personas con Discapacidad (Conadi) a partir de la existencia de una línea de subsidios para ayudar a instituciones.
“Obras Publicas del Municipio relevó todo en 2016, hicieron los planos y el proyecto databa de $3 millones. Cuando armamos la carpeta y se la llevamos a Desarrollo Social en octubre no dijeron que teníamos que presentarlo en Buenos Aires. En mayo de este año logramos viajar con la carpeta y ahí dijeron que la línea era de hasta $1.5 millón y que en ese momento estaba discontinuada“, sumó Iribarren al relato del largo camino recorrido.
Así, al día de hoy la ayuda nunca llegó. “Ahora se mojó más todo, está todo derrumbado. La propiedad data de 1890. Los techos son de ladrillos y tirantes”, expresó Iribarren y lamentó que los integrantes de la institución hoy estén completamente a la deriva. Es que pese a nunca haber recibido subsidios estatales la ayuda reclamada no llegó y hoy no tienen un lugar para encontrarse, tal como lo hace en la ciudad hace 60 años.
