Jueves 02 de mayo | Mar del Plata
25/04/2015

Una necesidad y muchos pedidos de ayuda

A Nelson Sanabria hace ocho años le amputaron los brazos y las piernas luego de electrocutarse en una obra. Hoy vive en una habitación pequeña detrás de la casa de su suegra. Pide asistencia del Estado, pero no encuentra respuestas.

Una necesidad y muchos pedidos de ayuda
(Fotos: QUÉ Digital) ©

“Mi pareja me dice que mi mayor problema es que estoy bien de la cabeza”. Nelson Sanabria cuenta su historia una y otra vez. La repite. Va y viene en el tiempo, es que son muchos años y muchas cosas por resumir. Encontró una manera de hacerse escuchar, como tantos en estos días: una carta abierta a través de las redes sociales en la que le dice a las autoridades lo que ya les dijo en la cara, pero que nunca le respondieron.

– ¿Qué sería lo ideal como respuesta a tu pedido?

– Que me den una casa.

Nelson pide una ayuda económica mensual para poder alquilar una casa. Nelson pide una casa no porque no quiera trabajar o no quiera esforzarse. Lo hace porque no puede ni trabajar, ni esforzarse, ni tener la vida que cualquiera tiene a los 34 años.

El 14 de noviembre de 2006 Nelson sufrió un terrible accidente en Mar de Ajó: mientras estaba trabajando en una obra en un hotel recibió una fuerte descarga eléctrica que provocó que le tuvieran que amputar los brazos y las piernas. Nelson a los 26 años se quedó sin brazos ni piernas. “Vos viviste 26 años pleno y de golpe te encontrás así”, dice.

Fue un martes las 8.40. Nelson tenía un reloj que se quedó parado en esa hora por la descarga eléctrica que lo afectó. Había empezado a trabajar ahí la semana anterior. Ahí es en una obra de construcción en un hotel. Trabajaba para un contratista, en negro.

Debido a la gravedad de su accidente fue trasladado a una clínica en Capital Federal, donde le amputaron los brazos y las piernas. Para su recuperación, lo derivaron cerca de casa: al Instituto Nacional de Rehabilitación Psicofísica del Sur (Inareps).

Nelson cuenta que ahí pasó tres años y medio bajo tratamiento. Fue el primer caso de ese tipo que tuvo la institución, de la que dice no tener buenos recuerdos. Sin embargo, cuenta que superó las expectativas de los médicos.

En medio de su recuperación, la causa judicial. Al responsable de la obra, el hotel, le hizo juicio, le embargó la propiedad y después eligió ir a un “arreglo”: fueron alrededor de $ 200 mil a pagar en tres años. “Con mucho de eso ayude a mis padres. Encima a veces no me cumplían con las cuotas”, recuerda. Aún hoy hay una instancia judicial abierta: es otra causa contra la empresa eléctrica.

Nelson llegó a Mar del Plata en mayo del año pasado. Lo hizo porque acá vivía su pareja y a partir de la intervención de América Noticias, que hizo un programa especial sobre su caso luego de que se haya ido a pedir ayuda a la puerta del canal en Capital Federal.

En su llegada a la ciudad pasó por dos hoteles, donde estuvo hospedado con los gastos pagos por la obra social ProFe, hoy Incluir Salud, que depende del Ministerio de Salud de la Nación y que financia la cobertura médico-asistencial a personas con discapacidad, madres de siete o más hijos y adultos mayores de 70 años en situación de pobreza, entre otros grupos.

Un día dejaron de pagar y desde el hotel nos dijeron que nos teníamos que ir. Yo peleaba para que la obra social me pagara el alquiler de una casa, que era más barato, pero así y todo me dejaron en la calle”, relata Nelson. Según cuenta, “nunca más” se pudo comunicar con los representantes de la obra social que mantenían contacto con él y su pareja.

Ante esta situación se fue a vivir detrás de la casa de su suegra, en una habitación con un baño externo y muchas complicaciones para poder desplazarse con comodidad en su silla de ruedas.

Mientras tanto, le trasladó su pedido de ayuda a funcionarios nacionales, provinciales y locales y hoy dice que nadie le dio una respuesta.

El 19 de julio pasado fue a un acto que se realizaba en el Museo MAR y estuvo con el gobernador Daniel Scioli y el intendente Gustavo Pulti. Dice que Scioli agarró su carta y se la metió en el bolsillo. Se acercó, lo abrazó y le dijo que lo iba a ayudar. Todavía lo espera, al igual que a los secretarios de Pulti. “Me pasaron números de contacto, pero no me respondieron. Nos comunicamos un montón de veces, pero siempre vueltas, excusas, mentiras”.

“Yo lo que quiero concretamente es una ayuda del Estado”, afirma Nelson. En su carta publicada en las redes sociales es más concreto: “Yo necesito poder alquilar una casa y para hacerlo necesito una ayuda económica mensual porque con mi pensión de $2600 no me alcanza”.

NELSON © (4)

“Estamos muy cansados de golpear puertas”, sostiene y enumera los últimos contactos que tuvo para pedir ayuda: la Defensoría del Pueblo e integrantes del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. “Fue otra vez contar lo mismo. ‘Te vamos a ayudar, vamos a ver qué podemos hacer’. No tuvimos más noticias”, relata.

La recuperación desde el momento del accidente le llevó más de un año. Desde ahí no dependió más de medicamentos y se pudo mover con sus limitaciones obvias. Ahora, después de años de rehabilitación y tratamiento, tiene las prótesis, pero no se puede mover. Vive en una habitación pequeña con todas las incomodidades posibles para moverse.

“Yo laburaba, ¿me entendés? Me paso esto laburando”, reafirma. “Mi pareja me dice que mi mayor problema es que estoy bien de la cabeza. Y eso me genera al mismo tiempo una ambigüedad de si me quedo en el molde, me callo la boca o sigo reclamando”, reconoce.

Después de más de una hora de charla, Nelson es el que pregunta: “¿Qué te parece a vos lo que pido, está mal?”.

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25/04/2015