Viernes 26 de abril | Mar del Plata
16/02/2020

Secuestro, pagos de rescate, robo y violencia: once años de prisión para uno de los autores

Emiliano Jesús Veralli fue condenado por el secuestro de dos jóvenes, uno de ellos hijo de un empresario portuario, ocurrido en 2015.

Secuestro, pagos de rescate, robo y violencia: once años de prisión para uno de los autores
(Fotos: archivo / Qué digital)

En la noche del 8 de junio de 2015 dos adolescentes de 13 y 16 años fueron llevados por dos mujeres a un departamento ubicado enfrente del edificio de Tribunales en Mar del Plata. Allí aparecieron dos hombres que los amenazaron, los golpearon y los mantuvieron secuestrados durante cuatro horas. Mientras tanto, extorsionaban por teléfono al padre de uno de ellos –un empresario portuario- hasta que les entregó dos sumas de dinero -6 mil dólares y un monto indeterminado de pesos- y asaltaban la casa de la madre, a quien golpearon, amenazaron con picanearla y le referían que le cortarían un dedo a su hijo si no cumplía con sus exigencias.

Pasados casi cinco años de aquel violento secuestro y robo, uno de los integrantes de la banda -que cayó tiempo atrás- fue condenado por el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata a la pena única de once años de prisión -ya que le acumularon otras dos previas- luego del desarrollo de un juicio abreviado bajo los delitos de “secuestro extorsivo agravado por haber logrado su propósito, por tratarse de víctimas menores de 18 años de edad y por la participación de tres o más personas” en concurso real con “robo agravado por ser cometido en poblado y en banda”.

LOS HECHOS

La investigación judicial llevada adelante por la Fiscalía Federal Nº 2 y representada en el juicio abreviado alcanzado entre las partes por el fiscal Juan Manuel Pettigiani dividió el caso en dos hechos: el primero fue el secuestro de los dos adolescentes y el segundo fue el asalto paralelo que sufrió en su casa la madre de uno de ellos.

Todo se inició en la noche del lunes 8 de junio de 2015. Los adolescentes de 13 y 16 años fueron llevados a un departamento ubicado en Brown al 1900 -enfrente del edificio de Tribunales- por dos jóvenes mujeres -que eran conocidas por el menor de ellos desde hacía aproximadamente un mes- y alrededor de las 21.30, mientras compartían bebidas, ingresaron dos hombres que, mediante golpes y amenazas, obligaron a los dos adolescentes a permanecer en la única habitación. Allí, las víctimas fueron atadas de pies y manos sobre la cama.

En ese marco, con el celular del menor de los adolescentes, los captores se comunicaron con su padre para exigirle el pago de un rescate por la liberación. Minutos más tarde, los individuos les ofrecieron a los menores vasos con agua, y tras beberlos se desmayaron sin recordar lo que ocurrió luego.

Según se reconstruyó en la causa, el padre del más chico de los adolescentes -Pedro Baldino, reconocido empresario del sector portuario de la ciudad- recibió un primer llamado de los captores a las 22.45 en el que le dijeron que su hijo estaba secuestrado y le exigieron la entrega de dinero a cambio de su liberación. En un total estado de nerviosismo y de shock, la comunicación con los captores la siguió su pareja, a quien le indicaron que debían colocar dinero dentro de una bolsa y salir a la vereda de su casa.

Hasta la vivienda llegó un Peugeot 308 con vidrios polarizados y en un determinado momento un hombre se acercó a la mujer, le dijo que no lo mirara, que mantuviera la cabeza gacha y que le entregara la bolsa, tras lo cual se dio a la fuga.

Sin embargo, momentos después, un nuevo llamado reclamó la entrega de más dinero para liberar a los jóvenes.  Finalmente, la mujer se dirigió a la zona del Puerto en una camioneta y divisó y reconoció a quien le había realizado la primera entrega de dinero. Esta vez la entrega alcanzó un total aproximado de $6 mil dólares, una cadena y una pulsera de oro.

Una vez pagado el rescate, entre las 0.30 y la 1 de la madrugada del 9 de junio, los captores despertaron a los menores retenidos y los llevaron hasta una camioneta Ford Ranger, manejaron por una pocas cuadras, los dejaron en el vehículo y huyeron en otro.

El segundo de los hechos planteados en la investigación ocurrió de manera paralela al secuestro, y la víctima fue la madre del menor de los adolescentes, quien alrededor de las 22 de ese 8 de junio fue sorprendida en la cocina de su casa -en la que vivía con su hijo- por tres individuos quienes luego de ingresar la llevaron a la habitación y le exigieron la entrega del dinero que tenía en el domicilio, mientras la golpeaban, la amenazaban con picanearla y le decían que tenían secuestrado a su hijo y que le cortarían un dedo si no cumplía con las exigencias.

En ese marco, los atacantes se comunicaron con el menor a través del celular, y le hicieron pedir a su madre entregara todo el dinero que tenía si no le cortarían un dedo. Entre medio, dos mujeres también llegaron a la casa: una de ellas, que previamente se comunicada por Nextel con los individuos, se hizo presente en la habitación y la revolvió toda en busca de elementos de valor y dinero.

Cuando los atacantes se retiraban de la vivienda, justo llegó al lugar la madre del otro menor secuestrado, que junto con una amiga habían decidido ir a la casa donde vivía el amigo de su hijo y su mamá para averiguar si sabían algo de él a partir de que no había regresado. En ese marco, los asaltantes agredieron verbalmente a la mujer y a su amiga. Y uno de los individuos, cuando le preguntaron por el menor, les dijo: “Váyanse, están enfiestados y tuvo problemas con mi mujer, que les voy a meter un cuetazo”.

EL JUICIO ABREVIADO

En el marco de la investigación, la semana pasada uno de los secuestradores, Emiliano Jesús Veralli, de 32 años, firmó un acuerdo de juicio abreviado con la fiscalía, que fue convalidado por el juez del Tribunal Oral Federal, Alfredo Ruiz Paz. “A partir de las probanzas colectadas durante la instrucción se encuentra acreditada su intervención en los dos hechos en calidad de coautor penalmente responsable”, fijó la sentencia, firmada el pasado 7 de febrero, según pudo saber Qué digital.

Según determinaron los investigadores, el rol desempeñado por el acusado fue “esencial” ya que “suministró el lugar empleado para privar de su libertad a los menores -era el inquilino del departamento- y coordinó mediante su teléfono Nextel el secuestro de los mismos, la obtención del rescate por su liberación y el robo a la madre de una de las víctimas”.

En este marco, y tal como reconoció el acusado al firmar el acuerdo, el juez estableció que “ambos sucesos, el secuestro de los menores y el robo a la casa, se encuentran íntimamente vinculados”. Y repasó que los secuestradores decidieron secuestrar al hijo del empresario portuario “para exigirle rescate a su padre y, además, una vez en cautiverio, asaltar el domicilio donde el menor vivía con su madre en procura del botín que suponían se encontraba allí”.

“A fin de consumar el robo, emplearon la privación de libertad del joven, como una potente amenaza para que su madre colaborara con los asaltantes y entregara sus pertenencias, al punto que dicha mujer debió soportar las súplicas desesperadas de su hijo puesto al otro lado del teléfono para que les diera todo lo que tenía a cambio de que no le amputaran un dedo”, remarcó el magistrado.

Y sobre la participación del ahora condenado en el hecho, en la sentencia se estableció que su actividad “consistió en coordinar el accionar de los otros partícipes, mediante el uso de su aparato de telefonía móvil Nextel y suministrar el apoyo material necesario para el desarrollo de las distintas fases del plan criminal, tales como el entrampamiento a las víctimas y su privación de libertad en el departamento de calle Brown, el robo a la madre del joven bajo la amenaza de que le cortarían un dedo a su hijo secuestrado y la obtención del rescate pagado por el padre a cambio de la liberación”.

“Lo dicho sobre la estrecha conexión entre ambos sucesos, permite valorar las probanzas colectadas acerca de la intervención del encartado sopesando la relevancia de su aporte de un modo global“, remarcó el juez.

PENA ÚNICA A ONCE AÑOS DE PRISIÓN

A la hora de fijar la pena para Veralli, el fiscal del juicio realizó una variable en uno de los agravantes que se fijó en la investigación inicial al entender que “no se encuentra fehacientemente acreditado con el grado de certeza requerido a esta altura del proceso la agravante prevista en el artículo 41 del Código Penal, es decir, que los hechos se hubieran cometido con la intervención de menores de 18 años de edad”.

En este marco, el juez convalidó la condena por encontrar al acusado coautor penalmente responsable del delito de secuestro extorsivo agravado por haber logrado su propósito, por tratarse de víctimas menores de 18 años de edad y por la participación de tres o más personas, en concurso real con el delito de robo agravado por ser cometido en poblado y en banda.

De esa manera, se lo condenó a diez años de prisión, aunque al ser reincidente se le fijó una pena única de once años: en mayo de 2016 había sido condenado a diez meses de prisión de efectivo cumplimiento por el Juzgado en lo Correccional N° de Bahía Blanca por el delito de hurto y en diciembre de 2016 había sido condenado a cinco años y medio de prisión por el Tribunal en lo Criminal N° 2 de Bahía Blanca por robo calificado por el uso de armas, en poblado y en banda.

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16/02/2020