Dulce indecisión
Editorial QUÉ, en la radio
Tanto, pero tanto se habla de una grieta en la sociedad y de la polarización en todo. Los medio hegemónicos simplifican todo a Scioli contra Macri, algunos lo ponen a Massa, pero solo algunos.
Los demás candidatos para presidentes nada, se los nombra, pero los ponen como actores de reparto, bien lejos en los créditos de la película de las elecciones 2015.
En Mar del Plata la cosa cambió por culpa de Cambiemos: en agosto era todos contra Pulti, ahora es todos contra Arroyo. Y nuevamente el pedido, la grieta, la polarización entre los que votarán por Arroyo y los que no votarán por Arroyo.
En algún lugar, a alguien se le ocurrió la locura de estar indeciso y por poco lo lapidan. Se le ocurrió dudar y le cayeron al cuello. La duda, la indecisión genera una sana crítica, un saludable replantearse las cosas, una revisión.
Hay quienes todavía dudan, hay quienes están indecisos y están los políticos que tocan la flauta en Hamelín para atraerlos, desesperados por atraerlos, jugados y sin ficha por atraerlos.
La duda es sana, en la duda hay un valor agregado de análisis, de inquietud, de temor a equivocarse. El domingo, entre tantos votos, irán también los que están llenos de duda, los que tal vez sigan dudando durante toda la gestión, esa duda que después se vuelve crítica y exige.
Algunos tienen la suerte de votar convencidos, otros el dulce amor promiscuo de dudar, de dudar de todos.
