Guerra por las playas
Editorial QUÉ, en la radio
Alguna vez iba a pasar. La tercera guerra mundial iba a llegar y nos iba a llevar a todos puestos. Tal vez el mundo esperaba que la guerra se desatara por el asesinato de alguien de la realeza o por algo fundamental como un partido de fútbol. Pero no. La guerra llegó y fue por las playas.
Hubo alguien, un revolucionario, que clavó la sombrilla, como quien clava la bandera de una nación en un desembarco. Clavó la sombrilla como acto de rebeldía. La fuerza llegó y fue por una sombrilla en un lugar que algunos aseguran no se podía.
Hay un alambrado que separa el sector público de lo privado. Ese muro de Berlín separa clases sociales. Al que tiene del que no tiene. El que puede ver el mar desde un palco y el que lo ve desde los rayos del sol. Alguna vez iba a pasar, la guerra, como tantas guerras empieza por un muro.
Y la marea, cuando sube, siempre se come primero a los que menos tienen, al sector público. La marea, como la crisis, primero se encarga de los desprotegidos. Y las guerras siempre la ganan los ganadores, que son los que cuentan la historia, que son los que sobreviven a la marea.
