Sábado 04 de mayo | Mar del Plata
08/03/2023

Árbitras que se imponen dentro y fuera de las canchas

8M | Mujeres Trabajadoras

Árbitras que se imponen dentro y fuera de las canchas
(Fotos: Qué digital)
Alina Rodríguez Martín

Por: Alina Rodríguez Martín

La ola feminista no se detiene, con el paso del tiempo va tomando fuerza y abre caminos en diferentes ámbitos como el fútbol y sobre todo en el arbitraje. En Argentina encontrar a una mujer dirigiendo un partido de hombres es un fenómeno bastante reciente pero que va en crecimiento. Este 8 de marzo, en el Día de la Mujer, la árbitra Giselle Martínez describe para Qué digital lo que viven ella y sus compañeras durante un partido de la Liga Marplatense. También refleja el legado que le dejó la pionera, Mayra Araujo, y la red que conforma con sus ocho compañeras para imponerse y hacer valer sus decisiones dentro y fuera de la cancha.

Desde el 2016, Giselle Martínez es árbitra en la Liga Marplatense de fútbol, tras haber estudiado en el Sindicato de Árbitros Deportivos de la República Argentina (Sadra). Con 30 años, todos los sábados y domingos de marzo a diciembre madruga, se calza el silbato y saca las tarjetas para asistir en los partidos que le designen o en los campeonatos específicos como el Mundial de Médicos o la Copa Igualdad.

“Quería ser árbitro pero no sabía dónde y no tenía información, iba a ver partidos en torneos privados, les preguntaba a los árbitros y me miraban como de costado”, recuerda. En cuanto se enteró, inició una capacitación de tres meses en Ente Municipal de Deportes y Recreación (Emder) y al finalizar un profesor le aconsejó continuar la formación en la seccional local de Sadra. A partir de ahí, y con el acompañamiento de la pionera marplatense Mayra Araujo, nada la detuvo.

“Cuando comencé Mayra (Araujo) ya estaba dirigiendo, ella fue la que nucleó más a las mujeres cuando se fue y me dejó la posta. Arranqué hace siete años y, en ese momento, hacía mucho deporte pero me faltaba, depositaron confianza en mí para que pueda llegar al objetivo”, sostiene sobre quien luego de ser la primera árbitra del fútbol local, decidió seguir su futuro en canchas del exterior.

Cuando era chica mi papá no me dejaba jugar al fútbol, él tenía equipos barriales pero no quería que me golpee. Ahora está muy contento, al principio no le terminaba de cerrar. Somos muy futboleros en mi familia y como putear al árbitro es un deporte no le gustaba del todo. Ahora en mi casa no se putea al árbitro porque piensan en mí

El Mundial de Qatar marcó la historia, no sólo por Argentina campeón sino también porque las árbitras se volvieron tapa: la francesa Stéphanie Frappart se convirtió en la primera mujer en arbitrar un partido en el Mundial masculino en Alemania-Costa Rica. Tiempo atrás, en Argentina, Florencia Romano se convirtió en la primera mujer en dirigir un encuentro profesional en 1998. Y Mar del Plata, no es ajena a este fenómeno social y cultural: Mayra Araujo fue la pionera en 2013 y hoy continúa con su carrera en Europa, aunque no se olvida de sus raíces y sigue en contacto con sus compañeras como Giselle, que sigue apostando por su carrera, suma experiencia y sueña con arbitrar en la Liga Profesional.

Actualmente, hay ocho árbitras principales o asistentes en Mar del Plata. “La mayoría nos desempeñamos en la Liga local y justo el 8 de marzo rendimos la prueba física que se hace cada año. Por ser mujeres, tenemos un margen de centésimas de segundos menos que los hombres en la prueba”, comparte y agrega: “Estamos planeando hacer algo más significativo como pintar una bandera, juntarnos a tomar mates y planificar cómo encarar la temporada que se viene de fútbol y otros proyectos como la Copa Igualdad. Somos bastante unidas. Si todo sale bien, este año voy a dirigir Primera”.

FÚTBOL, UN PARADIGMA MACHISTA

Ver a una mujer como árbitra principal o asistente rompe con el paradigma tradicional, hasta que las mujeres empezaron a imponerse. “Al principio teníamos que demostrar que somos capaces para estar en las mismas categorías. Ya por ser varones o altos pueden dirigir, hoy por hoy me respetan como jueza porque me van conociendo. Pero la primera impresión les cuesta más”, reconoce.

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Además de ser árbitra, Giselle estudió para desempeñarse como maestra jardinera pero aún no ejerce, en la semana trabaja en un centro de estética y es profesora de taekwondo. “No podemos vivir de esto porque es un empleo de marzo a diciembre, cobramos por partido dirigido, por jornada. Si llueve todos los fines de semana, ese mes no cobramos. La mayoría tenemos otros trabajos para subsistir y muchas son cabeza de familia”, agrega.

Según datos del Indec, en Argentina las mujeres participan mayoritariamente en el mercado laboral en ramas vinculadas a la salud, la educación y el servicio doméstico. En concreto, alrededor de 4 de cada 10 mujeres ocupadas de 14 años y más se insertan en sectores relacionados al cuidado.

Giselle también dirige en el Torneo Regional Amateur, la última categoría del ascenso argentino, en ese grupo integra la lista de méritos y es la única mujer. “Mi meta actual es poder dirigir en Primera, creo que estoy cerca. Aunque sea ser alterna, un partido de Primera, otro de Reserva y así”, adelanta.

“Ahora los jugadores están bastante acostumbrados. Mayra abrió el camino para todas, es una chica que mide 1.50, es flaquita pero se planta. Ella nos decía: ‘Yo entro a la cancha, pegó dos gritos y se quedan todos callados’. Ella es la que se aguantó lo grueso de eso, los tiempos van cambiando y hay gente que se va acostumbrado y otra que obviamente no. A algunos profes o coordinadores todavía les es raro ver a una mujer dirigiendo. A veces no lo hacen a propósito pero les cuesta, hay profes a los que les hablo y veo que les pasa un tren, me doy cuenta que no me prestan atención y después le hablan a un compañero mío. No lo tomo personal pero son notorias”, aclara.

“¿DÓNDE HICISTE EL CURSO, EN UN CABARET?”

La antropóloga y activista feminista Rita Segato definió que “el feminismo no puede y no debe construir a los hombres como sus enemigos ‘naturales’. El enemigo es el orden patriarcal, que a veces está encarnado por mujeres”. Y, en el ambiente del fútbol, la árbitra marplatense apunta a que la violencia que se vive en los partidos, muchas veces excede el género: “Hoy por hoy, hay mucha violencia en general y dentro de la cancha parece que fueran a explotar: las mamás también insultan y pegan pero a nuestros compañeros”.

En los partidos de la Liga Marplatense cuentan con custodia policial pero cuando se desata una pelea entre jugadores, la única herramienta con la que cuentan los árbitros y árbitras es el silbato y las tarjetas. “En el montón la podemos ligar, el año pasado en una semifinal se agarraron entre dos equipos y yo era la única mujer, por intercomunicador mi compañero me decía que me mantenga en la línea. Yo no me iba a acercar, además de lejos puedo ver quién inicia para ir anotando”, detalla.

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En este sentido, y como todo en la vida diaria, la árbitra apuntó que ante situaciones violentas o de acoso dentro de la cancha hay compañeros que se dan cuenta y las ayudan. “El año pasado en un partido, expulsaron a un jugador por faltarle el respeto a una de las chicas que estaba de asistente pero antes el árbitro le pidió que le pidiera disculpas antes de salir de la cancha. Esas cosas, por más mínimas que sean, les van a quedar en la cabeza porque en algunos casos no son muy grandes, en las inferiores los más chicos tienen 16 años a veces lo traen desde sus casas o cómo son educados”, ejemplifica.

Un nene, una vez me dijo: ‘¿Dónde hiciste el curso, en un cabaret?’ y tenía 10 años. En ese momento te das cuenta que esas cosas las escucha de otro lado. A veces los mismos profes que pasan mucho tiempo con ellos hacen bajada de línea

La violencia en la cancha inicia con gestos, hasta que termina en una catarata de insultos, pero en nuestro país casi que se vive como un “deporte en sí mismo”. “Hace poco paré un partido porque no paraban de decirme puta. Agarré la pelota y dije: ‘La próxima que alguien me diga puta suspendo el partido’. Si no lo digo así, no se dan cuenta que está mal. Ahora con las chicas planteamos que si se hace un comentario sexista hay sanción. Hay un tribunal de disciplina y queremos que entiendan que eso nos afecta para que no se naturalice. Un insulto o que me manden a lavar los platos por ser mujer, tienen el mismo peso”, resalta.

“El árbitro se puede equivocar porque somos personas. Yo habló mucho con los chicos y les digo: ‘Así como vos te podés equivocar en un pase yo me puedo equivocar en una falta o cómo interpreto lo que estoy viendo’”, suma.

“A mí me pasó de ir a amonestar a un jugador y me gritó: ‘¿Por qué no me pedís el número de teléfono?’ Me di vuelta, lo amonesté de nuevo, lo eché y le dije: ‘Esas cosas no se las decís a un varón, me lo decís porque soy mujer’. Otra que nos dicen siempre es: ‘Seguro que a la árbitra le vino o está sensible’. Esas nos la dicen a todas y generalmente se comen una tarjeta, sea profe o jugador”.

A nosotras nos dicen: ‘Andá a lavar los platos’ o ‘Seguro te acostaste con todos los del club’ y al varón eso no le dicen o no les afecta. A nosotras nos dicen desde gorda, andá a ver la novela o puta

Es por eso que las árbitras de Mar del Plata y la región están en permanente comunicación y en estos años eso las fortaleció: “Nosotras estamos mensajeándonos todo el tiempo, al ser un ambiente de varones. No hay acoso pero por el hecho de ser mujer un profe puede invitarnos a tomar una cerveza o un jugador pasar el número de celular. Esas cosas nos afectan”. Muchas de las árbitras son madres y sostén de familia, otras son estudiantes por eso, la comunicación es fundamental: “Nos avisamos si no podemos ir a un partido por un problema familiar, con la pareja o si alguna se sienten mal. Por fuera del fútbol tratamos de estar cubriéndonos, haciendo parchecitos”.

El cambió cultural está latente y las juezas saben que son contemporáneas por eso no dudan en seguir creciendo. “Nos dimos cuenta que trabajando en red laburamos mucho mejor y que a los varones eso les cuesta mucho más. Somos compañeros pero ellos son más individuales. El paradigma que cambió con el feminismo es que estamos todas más presentes en la otra dentro y fuera de la cancha, define.

Es un cambio, las mujeres cuando nos ven se dan cuenta que también pueden, solo tenemos una morfología distinta. Muchas son madres y, a veces, hasta podemos más que los varones por el esfuerzo y trabajamos también de otras cosas”, cierra.

MAYRA ARAUJO MARCÓ LA CANCHA

Hay una pionera del arbitraje femenino en Mar del Plata y es Mayra Araujo, quien inició oficialmente su carrera en el 2013. “La verdad desde muy pequeña estuve ligada al fútbol -por mi hermano mayor que jugaba- y luego jugué casi 10 años en ligas de barrio”, recuerda.

A partir de ahí surgió por curiosidad acercarse de alguna manera a la Liga. “Pensé en ser DT y encontré el curso de árbitro. No había ninguna mujer arbitrando ese año. Y fue todo un desafío para mí”, cuenta. Los padres, dirigentes y jugadores no estaban acostumbrados y es por eso que Araujo recuerda percibir una “especie de rechazo” al ver una mujer arbitrando fútbol masculino: “Eso hizo que más quiera seguir. Y que sean ellos los que naturalicen verme por ahí”.

“Siempre hubo insultos por ser mujer del tipo: ‘Andá a lavar los platos’, ‘Deberías estar en tu casa no acá’ o ‘Las mujeres no son para fútbol’. Con el tiempo fui ganando esa pulseada y me impulsaba más a seguir firme”, subraya.

A partir de ese momento, cada vez que se sumaba una chica al curso, Mayra la acompañaba en este proceso. “Estaba con ellas de cierta forma adelantando lo que podían llegar a escuchar, o decirles. Y fui trabajando en cómo actuar ante eso”, indica.

Con firmeza y convicción siguió subiendo de categorías hasta que llegó a arbitrar en la primera división de la Liga Marplatense 2016. “Ahí un poco las cosas ya habían cambiado en cuanto al comportamiento, pero siempre hubo inadaptados. Eso sirvió de ejemplo para que las chicas nuevas vieran que era posible y muy difícil. Pero en fin se podía llegar trabajando duro”, afirma.

Actualmente Mayra continúa su carrera en la Federación Gallega de Fútbol, en España. “En La Coruña, específicamente. Un poco con ganas de conocer el arbitraje en otros países, sumado a situaciones personales de querer cambiar el rumbo me puse en contacto y di el gran paso”, señala. Y aunque esté en otro continente, le sigue compartiendo sus experiencias a sus compañeras en Mar del Plata, aunque hay muchas diferencias: “No se puede comparar y tampoco lo hago. Es otra sociedad, otra cultura y educación. En fin, otro país totalmente diferente en muchas cuestiones y en el fútbol más aún. No lo viven como nosotros así como ‘la prioridad ante muchas cosas’“.

Además, señala que hay otro tipo de infraestructura, respeto por los arbitrajes y está naturalizado ver mujeres en este rol. “Acá en La Coruña incluso hay dos árbitras profesionales de primera división femenina y se las respeta muchísimo. Comienzan con 10 años a arbitrar. Hay tanto mujeres como varones de esa edad y es totalmente natural. Es algo que me da pena que socialmente y por seguridad no se pueda hacer en Argentina”, expone.

“Me gustaría compartir con ellas, o que también puedan vivir eso de sentir que realmente nos tienen en cuenta. Aquí la infraestructura de los campos de fútbol cuentan con vestuarios para mujeres. Y los que no tienen, se preocupan por darte una alternativa y que tengas para ducharte y cambiarte tranquila al salir de los partidos”, evidencia y completa: “Otra cosa es que aquí los campos son totalmente abiertos, no tienen alambrados, solo una valla y nadie la pasa…ni tampoco hay fuerzas de policía. Siempre puede haber algún insulto machista, pero existe el protocolo de antiviolencia verbal para árbitros, y se activa automáticamente si sucede. E incluso se llegan a suspender los partidos de niñxs sobre todo”.

Quisiera que todas tengamos la oportunidad de vivir estas experiencias en algún momento de esta profesión. Te sentís realizada momentáneamente, porque claro no puedes transportar todo a tu país, ojalá algún día podamos cooperar para que sea posible”, concluye.

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