Posada del Inti, “en jaque”: el pedido urgente de la comunidad terapéutica a los gobiernos
La entidad advirtió que se encuentra “en un momento de quiebre” ante el financiamiento insuficiente. “No queda más tiempo posible de espera en pie”, alertó.
La comunidad terapéutica Posada del Inti, que hace 22 años trabaja en Mar del Plata en el abordaje de personas atravesadas por el consumo problemático, está “en jaque”. Sus autoridades advirtieron que el desfinanciamiento provocado por el propio Estado que deriva allí a pacientes para su atención llevó a la institución a un “momento de quiebre” que, sin respuestas de fondo, tendrá un futuro prácticamente “inviable”: “No queda más tiempo posible de espera en pie”, alertaron a través de una carta abierta en la que lamentaron que pese a haber trasladado desde hace meses su preocupación a las autoridades políticas locales, provinciales y nacionales no han recibido respuestas.
Después de 22 años de trabajo sostenido y del cierre de varios de sus dispositivos ocurridos en los últimos años como consecuencia de la falta de presupuesto y apoyo del Estado, la comunidad terapéutica que trabaja a través de convenios con la Secretaría de Política Integrales sobre Drogas (Sedronar) y de manera privada a través de obras sociales se encuentra en una profunda crisis producto de un “desfinanciamiento sufrido en los últimos ocho años”.
Tras haber cerrado en octubre de 2022 su dispositivo que en 2018 había abierto en el Paraje San Francisco, en la actualidad mantiene su actividad en tres sedes: la ambulatoria ubicada en Caseros 4552 y las residenciales del barrio Las Dalias en Los Arrayanes 6462 y de Antu Ruka, ubicada en calle 485 del barrio Antártida Argentina. Así, mantiene 49 camas habilitadas.
La carta abierta difundida por la institución y firmada por su titular, Fabián Messina, llegó mientras la crisis socioeconómica avanza a la par de la profundización del ajuste y mientras todavía se espera la asunción de las nuevas autoridades que, a través del gobierno de Javier Milei, quedarán al frente de la Sedronar.
“Debido al desfinanciamiento que venimos sufriendo en los últimos ocho años aproximadamente al día de la fecha nos encontramos en un momento de quiebre, debido a la inviabilidad que le fue señalada en reiteradas oportunidades a la gestión anterior y a lo sucedido en el último mes”, plantea el escrito y presenta una primera advertencia: “Esto no da para más”.
El panorama descripto no hace más que avalar la urgencia del pedido: en el último tiempo se produjeron en la entidad una veintena de renuncias por parte de integrantes del equipo de profesionales, entre ellos psicólogos, trabajadores sociales, operadores y administrativos, por motivos “netamente económicos”.
Una de las principales causas se centra, una vez más, en el financiamiento que brinda el Estado por medio de la Sedronar a través de sus becas ya que el propio organismo del Estado, ante la ausencia de dispositivos propios de ese tipo en la zona, deriva a allí a personas que requieren una asistencia y abordaje urgente. Por eso, la carta abierta expresa una segunda advertencia: “La situación nos pone en jaque, ya que hace imposible llevar adelante los compromisos asumidos con los usuarios derivados por la Sedronar”.
Es que el resultado de la situación actual, señalan desde la institución, es contar con “equipos diezmados, agotados a causa de la sobrecarga laboral y atravesados por iguales problemáticas económicas”.
La carta abierta firmada por Messina describe todo lo que implica el tratamiento emprendido desde la institución y, como contrapartida, expone que la beca abonada por el Estado sólo consta de $3.333 por día para brindar alojamiento, comidas y un menú supervisado por nutricionistas, asistencia de psicología individual y grupal, control médico clínico y psiquiátrico, talleres múltiples y seguridad siniestral, entre varios otros aspectos que hacen al funcionamiento lógico y adecuado de una institución de salud de este tipo.
“Está claro que la idea de generar un tratamiento residencial y ambulatorio de calidad se sustenta en varios ejes: lo profesional, edilicio, alimentación y las responsabilidades administrativas y un dato que no es menor: la responsabilidad de proveer la medicación clínica y psiquiátrica a los usuarios residenciales”, resume el escrito. Y lamenta: “Resulta perverso desconocer que dichas pretensiones necesitan inevitablemente el financiamiento apropiado, para poder brindar una respuesta acorde y sostener equipos de trabajo de iguales características”.
Con ese panorama, una tercera advertencia: “Está claro para cualquiera que mínimamente entienda de números que llevar adelante con estos valores una organización es definitivamente inviable”.
Desde la institución plantearon que ya desde noviembre empezaron a poner en conocimiento a las autoridades municipales, provinciales y nacionales de su situación, pero lamentaron: “No hemos tenido respuesta”. Y lanzaron una cuarta advertencia: “No queda más tiempo posible de espera en pie”.
Al esperanzarse en que la difusión de su estado de situación les permita “reactivar lo que a lo largo de estos 22 años ha podido ser posible”, desde Posada el Inti señalaron quedar “expectantes” por conseguir “una financiación adecuada para poder seguir trabajando por y para las personas que se encuentran en tratamiento (usuaria/os y familias) atravesadas por la problemática del consumo y para poder ser una alternativa para aquellos que aún no pudieron pedir ayuda”.
