Un centro de salud en conflicto con acusaciones y tensión
Hace meses el gobierno determinó el traslado del N°2 del Puerto a un espacio del SOIP. Pese a los anuncios, aún funciona en Guanahani 4546. Falta de comunicación y un plan claro derivaron en protestas, reclamos y cruces entre vecinos y autoridades.
Al poco tiempo de asumir, el gobierno de Carlos Arroyo planteó la “necesidad de reorganizar” la atención de la salud. El cierre de dos guardias de 24 horas fueron los primeros anuncios y le siguió el trasladado del Centro de Salud N°2, que no es uno más sino el más importante que funciona en el sistema municipal. A partir de allí comenzó un conflicto que se extiende en los meses, que ha tenido oficialmente anuncios poco claros, informaciones imprecisas y falta de respuesta directa a vecinos y trabajadores que, principalmente, buscan garantizar que la atención siga siendo tal y que el servicio no sea reducido.
A pesar de los anuncios, el centro todavía funciona en el mismo edificio de Guanahani 4546 con falta de servicios básicos como el gas y la disminución de algunas atenciones como el caso del área de Rayos. Y el traslado hacia la obra social del Sindicato Obrero de la Industria del Pescado (SOIP) sigue siendo solo un convenio firmado en un papel: en el lugar todavía se hacen obras y no hay precisiones sobre cuándo finalizarán.
LA HISTORIA HASTA HOY
Todo empezó a fines de enero cuando el secretario de Salud, Gustavo Blanco, presentó un relevamiento del área y acusó al gobierno anterior por sólo haber hecho obras en 8 de los 32 centros de salud de la ciudad. Así, Blanco expresó: “Nos enfocaremos no en realizar obras majestuosas, sino en reparar las existentes”.
La excepción a aquella definición llegó con el caso del Centro de Salud N°2. La falta de gas por el retiro de los reguladores, cloacas que se desbordan principalmente en días de lluvias, techos en los que se filtra la humedad y falta de espacios en condiciones para el personal que lleva adelante la guardia de 24 horas, fueron algunos de los problemas alertados por el gobierno y también por la Defensoría del Pueblo.
A partir de allí, el gobierno anunció su intención de trasladarlo y finalmente el 12 de mayo firmó un convenio con el SOIP para la cesión en comodato del primer piso de la obra social ubicada en 12 de Octubre 4445.
“Creemos que para la semana próxima ya estarán todos los consultorios adaptados al edificio del SOIP y así comenzarán las atenciones correspondientes”, dijo en aquel entonces Blanco, pero lo cierto es que hasta el momento eso no se concretó.
El edificio de la obra social del SOIP
En el edificio de la obra social del SOIP, algunos trabajadores dicen que mucha gente va a preguntar, que a pesar de lo que los medios informan en el lugar aún no funciona el Centro de Salud N°2 y que tampoco hay plazos para que eso pase. Incluso, advierten que todavía se están haciendo obras que son necesarias para que el centro funcione en el primer piso de un edificio del que los vecinos del barrio desconfían por la falta mantenimiento, y apuntan que sus condiciones edilicias tampoco son las mejores.
Actualmente los trabajos están centrados en la reparación de las calderas. “Sabemos lo que dice la Municipalidad en los medios”, señalan los trabajadores y dicen no conocer fechas ni plazos para que el lugar empiece a ver incrementada notablemente su actividad.
EL CENTRO HOY
Una recorrida por el Centro de Salud N°2 y el comentario de los trabajadores por lo bajo –prefieren no exponerse teniendo en cuenta el estado al que ha llegado el conflicto- da cuenta que el edificio no tiene gas desde octubre pasado a partir de un llamado interno anónimo que advirtió irregularidades en la conexión y la empresa Camuzzi sacó los reguladores. Asimismo, se encuentran cloacas que desbordan, techos con filtraciones, baños descuidados y con problemas, algunos vidrios rotos y problemas en conexiones eléctricas.
La del Centro de Salud N°2 es una de las estructuras más grandes de atención municipal de salud. “Está el CEMA y después venimos nosotros en cuanto a estructura”, grafican los trabajadores. Es que se trata de un centro de vital referencia en la zona sur por la amplitud y variedad de los servicios médicos que allí se brindan.
Este espacio comprende en su atención y asistencia a un área extensa de la población de la zona portuaria. Los trabajadores reflejan que la comunidad que pasa día a día por el lugar es de nivel económico mayormente bajo y muchas de las intervenciones se dan a partir del Servicio Social.
“Los problemas no son nuevos, hace mucho que se tendrían que haber hecho obras acá”, advierten los trabajadores y señalan que ellos tampoco saben todavía cuándo se concretará el tan anunciado y “aclarado” traslado. En ese sentido, indican que la mudanza llevará un buen tiempo –mencionan la cantidad de historias clínicas por trasladar, por ejemplo- y cuentan, tal como denuncian los vecinos, que el área de Rayos hace un mes que ya no funciona en el lugar por decisión de las autoridades.
LOS RECLAMOS
A medida que los anuncios avanzaron agrupaciones sociales, vecinos y un sector de los profesionales y trabajadores del centro se organizaron en torno al “Frente en Lucha por la Salud”. “La salud no puede esperar dos años”, es una de las quejas que elevaron luego de que el gobierno precisara que el traslado al SOIP será “transitorio” hasta la construcción de un nuevo edificio que comenzaría recién el año que viene ya que no estuvo presupuestada para el actual. En ese sentido, recién en los últimos días llegó un detalle más: el lugar elegido está ubicado en Azopardo y Rondeau.
Si bien luego de algunos reclamos el secretario de Salud había asegurado que en el SOIP se brindarían “todos los servicios” luego tuvo que reconocer que el área de radiología no y que “será distribuida en todos los centros de salud y en el CEMA”.
En este sentido, desde el Frente de Lucha advierten que la obra social del SOIP no cuenta con la estructura adecuada para que sigan funcionando todos los servicios. “Por supuesto que queremos que mejoren la infraestructura de los centros, pero mientras tanto deben atender las necesidades sanitarias de la comunidad y de esta manera no lo están haciendo”, consideran.
EL BARRIO DICE
El conflicto tuvo su momento de mayor tensión en la noche del pasado 23 de mayo cuando en medio de una jornada de protesta se hizo presente en el lugar el subsecretario de Salud, Pablo de la Colina. El gobierno denunció agresiones y golpes y los manifestantes lo acusaron de provocar, de mentir y de generar violencia.
Pasados los días y mientras Blanco en una nueva conferencia de prensa el pasado jueves volvió a repudiar “las agresiones”, un grupo de vecinos y fileteros que trabajan en la zona mostraron no estár de acuerdo con esas afirmaciones.
“A De la Colina no le pegaron. Estuvo todo preparado. Vino a la noche a hablar con la gente. ¿A esa hora se resuelven estos conflictos?”, se pregunta una vecina que tiene un comercio enfrente. “Llegó y a los quince minutos estaba toda la gendarmería” sostiene otra mujer. Las vecinas que hablan están lejos de ser los “grupos minúsculos que viven manifestándose” a quienes el gobierno atribuyó los incidentes. “Nadie le pegó, sí lo insultaron, y él cerró la puerta en la cara de la gente, ordenó sacar las banderas que estaban en el lugar de malos modos”, suma la mujer en su relato.
Pero más allá de aquel hecho puntual, sostienen que “el SOIP no está en condiciones” e invitan a las autoridades a recorrer el lugar.
Los vecinos se muestran enojados. Quieren hablar, quieren expresar que “lo que dice el gobierno no es así” y se evidencia una falta presencia de las autoridades en la zona para abordar el conflicto. Mientras tanto, el centro sigue como siempre, los problemas se mantienen, y a unos pocos metros la basura se acumula en la calle, como si la zona empezara a estar abandonada.
