Femicidio de Claudia Repetto: seis horas de tensión, una confesión y mucho dolor
Tras 27 días, este sábado finalmente fue encontrada asesinada la mujer de 53 años. Resumen de una jornada intensa atravesada por la angustia de la familia.
Lo que el lunes 2 de marzo por la tarde empezó con una denuncia de averiguación de paradero por parte de los hijos de Claudia Repetto en la comisaría, dado que su mamá no había ido a trabajar derivó en 27 días de una búsqueda intensa atravesada por el dolor. Y luego de que este viernes a la noche -en medio de la cuarentena obligatoria por el coronavirus- un amigo de los hijos de la mujer atrapara a Ricardo Rodríguez -expareja y acusado del femicidio- mientras andaba en bicicleta por el mismo barrio donde ambos vivían, la de este sábado se convirtió en la jornada que terminó de confirmar las sospechas: Rodríguez confesó haberla matado y enterrado en Los Acantilados y ahí finalmente fue encontrado su cuerpo.
La jornada empezó con tensión. Antes de las 8 los hijos, familiares y allegados de Claudia -que hasta pasada la medianoche habían estado en la sede del Comando de Patrullas, donde Rodríguez había sido trasladado inicialmente tras su detención- se concentraron en la puerta de Tribunales. Es que para las 9 había sido citado por el fiscal Fernando Castro para tomarle declaración indagatoria.
Minutos después de las 8 el camión de trasladados de la Policía Bonaerense arribó con Rodríguez adentro. Para ese momento la policía ya había cortado la calle Tucumán y había hecho una especie de cordón humano. Al entrar el camión al estacionamiento y al bajar Rodríguez hubo gritos y forcejeos con el personal de Infantería, llantos y expresiones de una bronca contenida hace 27 días.
Pasadas las 9 de la mañana Rodríguez fue subido hacia la fiscalía de Fernando Castro y acompañado de su defensor oficial anunció que iba a declarar pero que no aceptaría preguntas, a lo que el fiscal accedió con el objetivo de que el detenido confesara el crimen y que, fundamentalmente, diera datos respecto a dónde se encontraba Claudia. Y eso finamente así ocurrió.
Apenas pasadas las 11 de la mañana, los familiares de Claudia Repetto comenzaron a observar cómo el fiscal Castro y autoridades policiales dejaban el edificio de Tribunales. Momentos después se enterarían a través de su abogada, Noelia Agüero, que estaban yendo a confirmar lo dicho por Rodríguez: que a Claudia la había matado en el PH de Don Orione al 1500 -él vivía adelante y ella en el fondo- entre la noche del domingo 1º de marzo y la madrugada del lunes 2, que la había envuelto en una sábana y que la había enterrado en la zona de Los Acantilados.
Con esa noticia conocida por los familiares y allegados, la tensión con la policía creció en la puerta de Tribunales y nuevamente hubo gritos y llanto, pero esta vez también incidentes y represión.
Hacia el mediodía, y con la sensación de estar esperando confirmar el peor final, familiares de Claudia comenzaron a llegar hasta la Ruta 11 y calle 515, en el límite sur del barrio Los Acantilados, donde momentos antes se había desplegado un importante operativo de seguridad que terminó con el hallazgo del cuerpo de Claudia enterrado a más de medio metro y a unos 50 metros del lugar donde en los primeros días de búsqueda había sido hallada una pala que un vecino le había prestado al acusado.
A las 14, Jorge, hermano de la mujer, fue convocado por la policía para terminar de confirmar que el cuerpo era el de Claudia. Unos minutos después, el dolor transmitido ante la prensa: “Se fue un ángel. Yo no la voy a tener más a mi hermana, pero que ese hijo de puta pague, por favor”.
