“Sí se puede”: el día que la Plaza de Mayo se vistió de amarillo
Miles de militantes y votantes de Mauricio Macri se acercaron a la plaza para celebrar el traspaso del gobierno. Banderas argentinas, del PRO y de la UCR cubrieron el lugar durante un mediodía en el que primó la esperanza del cambio.
“Hubo mucho prejuicio y enemistad, en La Matanza nos decían que nunca iba a pasar, que nunca íbamos a llegar”, dice Guillermo un militante del PRO que vino desde esa zona de la provincia de Buenos Aires a la Plaza de Mayo para recibir a Mauricio Macri en su primer día como presidente de los argentinos.
El miércoles fue la despedida de Cristina. Fue una despedida histórica en la Plaza de Mayo. Cientos de miles de persona despidieron a una presidenta que tuvo ocho años de gestión y se fue por la puerta grande. Cientos de miles de personas homenajearon a Cristina, le agradecieron, la celebraron.
***
10.30 de la mañana. El sol en la Plaza de Mayo pega duro en línea recta sobre el cemento y las personas empiezan a llegar, los madrugadores van por los “mejores lugares”, es decir, los que están más cerca de las vallas que cercan la Casa Rosada. Se pueden ver las primeras banderas de la mañana, de Cambiemos, del PRO, de la Argentina y de la UCR. Todavía Federico Pinedo es el presidente provisional del Senado y del país. Cristina Fernández de Kirchner desde la medianoche dejó de estar al mando del Poder Ejecutivo de la Nación y se prepara para ir en avión, en clase turista de Aerolíneas Argentinas, a Santa Cruz, para asistir a la jura como gobernadora de su cuñada, Alicia Kirchner.
El microcentro porteño está blindado, enrejado. Personal de la Policía Federal, de la Metropolitana y de Tránsito despliega un riguroso operativo de seguridad y corta calles en la zona de la Casa Rosada y del Congreso. Una zona acostumbrada a tener de música bocinas y puteadas está tranquila, expectante, ansiosa.
“Vinimos en varios colectivos de San Juan. Venimos a festejar esta fiesta que es para todos”, dice Ever, un técnico constructor que, en la Plaza de Mayo, le pide a Macri “que se reactive la industria nacional, que el productor pueda resurgir para que haya trabajo”.
El mediodía está más cerca, el sol se vuelve más intenso y los cocacoleros empiezan a hacer su gran negocio vendiendo bebidas frías. La gente se acerca cada vez más a la Plaza, ya son varios de miles. Cambiemos -sobre todo la Unión Cívica Radical y el PRO- convocó a gente de todo el país, se ven banderas partidarias de Corrientes, Córdoba, La Matanza, Villa Soldati, Entre Ríos.
Cambiemos, en esta primera Plaza de Mayo oficialista no peronista en años, convocó a gente variada y plural: se ven militantes, familias enteras, jóvenes profesionales que cortaron el día laboral para acercarse, jubilados, adolescentes, chicos, señoras y señores de barrios “chetos” y muchos pibes y pibas de zonas que uno imaginaría más representados por la inclusión kirchnerista que por el neoliberalismo macrista.
“Estamos acá porque el kirchnerismo prometió y no cumplió, no urbanizó las villas y no estamos mejor”, dice Héctor mientras sostiene una bandera de la Villa 21/24, esperanzado en que la alternativa que encarna Macri lo incluya.
Por la Avenida de Mayo pasa la caravana oficial que escolta a Macri. Policías en moto y granaderos a caballos. El presidente electo va en un auto blanco y saluda por la ventana, la gente delira mientras de fondo en la Plaza de Mayo suena “Rezo por vos”, de Charly García y Luis Alberto Spinetta.
En el Congreso Macri jura por Dios y por la Patria y un escribano certifica lo que el pueblo eligió el 22 de noviembre. En la Plaza de Mayo la gente, cada vez más, aplaude, festeja y todos empiezan a gritar ese mantra sacado de algún libro de autoayuda que se volvió el lema político de Cambiemos: “Sí se puede, sí se puede”.
La gente empezó a acercarse durante las primeras horas de la mañana
“Estar acá es un orgullo, una felicidad inmensa estar acompañando al presidente que va a poner a la política al servicio de la gente”, dice Cristian, un abogado de 28 años que milita en el PRO desde 2007.
De un momento a otro la Plaza está colmada y parece que hace más calor todavía. Hay personas que prefieren la sombra de los edificios de enfrente, hay oficinistas en las terrazas viendo lo que sucede. Dos chicas se desmayan y son llevadas a una ambulancia. Y la gente alterna cantos entre “Se siente, se siente, Macri presidente” y el “Sí se puede, sí se puede”, que taladra el cerebro de cualquiera.
-Es un día indescriptible- dice Adelina, 57 años, de Merlo- estábamos esperando este cambio y es una inmensa alegría. Le pido una república, los poderes independientes, la justicia independiente. Quiero una democracia republicana, representativa y federal.
-¿Y hasta ayer que era?
-Otra cosa, una dictadura.
La caravana presidencial viene hacia la Plaza de Mayo. Todos se amontonan contra las vallas para saludar al flamante presidente y a la primera dama. Por los parlantes suena el himno de Cambiemos, “Estoy con vos”.
Por fin llega el final de la novela de la banda y el bastón de mando. Finalmente el presidente interino Pinedo le entrega los atributos simbólicos a Macri. Más aplausos, algunos insultan a Cristina, otros celebran que no esté. La gente inmediatamente empieza a gritar, a pedir una especie de “bis”, reclaman que Macri salga al balcón a saludar.
El presidente de todos los argentinos sale al balcón, acompañado de su mujer, su hija y la vicepresidenta Gabriela Michetti. Y como para que todos nos vayamos acostumbrando a lo que se viene, Macri se sacó la banda y bailó, bailó tan mal como él puede y, para no ser menos, Michetti hizo karaoke con un tema de Gilda.
Empezó el cambio, al menos en la Plaza de Mayo. Sí se pudo ¿Ahora podrá?
***
-¿Cómo fue la venta de banderas?
-Bien –dice Omar, 35 años, vendedor ambulante-. Entre ayer y hoy vendí todas.
-¿Quién te compró más, los del PRO o los kirchneristas?
-Los del PRO, son menos, pero tienen más plata.
