Lunes 13 de mayo | Mar del Plata
11/09/2015

Educar desde la ternura

Carolina Argüello es maestra de tercer y cuarto grado. Considera que la educación “tiene que ver más con lo que uno pueda crear que con lo que uno pueda dar por terminado”.

Educar desde la ternura

En la voz de Carolina Argüello uno reconoce la voz de la señorita favorita del primario: esa disfonía producto de intentar impartir cierto orden en un curso de treinta o cuarenta chicos, mezcla de ternura, con esperanza a construir futuro desde la educación y cierto tono riguroso cuando es necesario.

Carolina tiene 37 años y es maestra de tercer y cuarto grado del colegio Peralta Ramos. Es de Benito Juárez –un pueblo que en el mapa figura cerca de Tandil- y llegó a su profesión un poco a la fuerza: en donde ella vivía no había carreras universitarias y ella eligió de todas maneras quedarse y estudiar para ser maestra. “Me fui enamorando de la profesión durante el desarrollo de la carrera, por contagio de mis amigas de estudio”, cuenta la seño.

Carolina ama ser maestra, pero también considera que es “necesario pensar la docencia como un trabajo y pensarla desde el lugar del trabajador de la educación”. “Durante muchos años los docentes hemos sufridos que nos corran con esto de la vocación y en el nombre de la vocación por poco había que trabajar gratis y a cualquier hora y en cualquier condición”, remarca y asegura que de todas maneras, “hay una cuestión propia de la profesión que uno tiene una ideología fundamentada”.

Para Carolina “la educación tiene más que ver con lo que uno pueda crear y no lo que uno pueda dar por terminado, los alumnos tienen que poder crear con lo que uno da”. La seño fomenta el debate en sus aulas llenas de chicos de entre 8 y 10 años, le gusta decirles que duden de todo. Les propone una mentalidad crítica.

“Les digo que no se queden con que lo que digo es lo último, lo terminado y lo perfecto porque lo dijo la señorita”, explica la maestra y dice: “También hay mucho que aprendo con ellos, desde el lugar del respeto a la niñez, desde el lugar del respeto a la persona y desde romper un poco con esa idea del profesor o del maestro parado desde un escalón de superioridad”.

Ese cambio de lugar en el que se pone el docente, lo remarca en que busca “educar desde la ternura” y eso se refleja en las devoluciones de afecto que sus alumnos le otorgan en todo momento y que no dejan de sorprenderla.

Las devoluciones de afecto, ojos asombrados con algo tan simple como la alimentación o las vacunas. Las caras de asombro, lo gestual, es lo más maravilloso. Encontrar un dibujo de la señorita como la mujer maravilla, pero más argentina, una carta en la que dice ´me gusta que sos independiente´ o que me pregunten por qué no soy presidenta y que 37 ´enanos´ me quieran empujar a serlo”, cuenta Carolina en este Día del Maestro.

La seño Carolina dice que “si uno no es apasionado con lo que transmite no transmite nada” y en ese sentido ella no entrega solo su voz a sus alumnos y con una gran sonrisa asegura: “Hay días que estoy hecha, hay días que digo que lo mío por el mundo ya está. Cierro la puerta del aula y está, estoy hecha”.

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11/09/2015