Lunes 13 de mayo | Mar del Plata
11/09/2015

“Sería otra vez maestra especial”

Nadia Salama fue educadora de chicos con diferentes discapacidades y hoy sigue ligada como secretaria. En un repaso por su elección y vocación concluyó en que “no podría ser otra cosa”.

“Sería otra vez maestra especial”
(Foto: QUÉ Digital)

Ser educador no es tarea sencilla. Requiere de paciencia, dedicación y responsabilidad. En la mano de los maestros está la formación de nuestros hijos. Si bien todo empieza por casa, son ellos uno de los cimientos fundamentales para la formación de niños y jóvenes. La historia de Nadia Salama tiene un plus. Quiso (y logró) ser educadora de chicos con diferentes discapacidades, en particular motora. Aunque desplegó sus conocimientos en casi todas las áreas. Se les dice maestras de escuelas especiales, como este día lo es para todos y cada uno de ellos.

“Cuando estaba haciendo el secundario ya tenía la intención de trabajar con discapacidad y, de hecho, con otra de mis compañeras queríamos estudiar terapia ocupacional. Fuimos al departamento de terapia ocupacional de un hospital y vimos cómo se trabajaba, y más ganas de hacerlo tuvimos. Empecé la carrera y por problemas familiares al año siguiente dejé. Otra de las cosas que me gustaba era la docencia. Así que unos años después empecé a estudiar magisterio. En aquel momento, para enseñar en escuelas especiales había que ser maestro primero y después especializarse. Algo que ahora ya no es así. Entonces, una vez que fui maestra, hice el profesorado de retardo mental y después para maestra de discapacitados motores en La Plata”, cuenta con orgullo.

Y comenta su iniciación profesional: “Ya estudiando magisterio, salió una suplencia en la 501 y ahí empecé en el año ´94. Cuando me recibí ya pasé a ser titular y trabajar con discapacidad motora, que era lo que me gustaba”.

– ¿Tuviste la posibilidad de dar clases en una escuela común?

– No, no es porque pude o no, nunca quise. En lo único que pude incursionar fue cuando trabajé como maestra integradora. Dentro de lo que es la enseñanza a discapacitados motores hay muchas áreas y ser integrador es el nexo entre la escuela especial y la escuela común, pero no significa dar clases.

– Varía el rol con la enseñanza común. Es otra contención, ¿no?

– Por supuesto. Depende también de las patologías y de las barreras arquitectónicas. Se les facilita la movilidad en las escuelas especiales para aprender a vivir en un mundo que en realidad no está preparado para ellos, aunque en los últimos años ha habido una mayor concientización al respecto. En la enseñanza especial nosotros hablamos de lo que es el modelo social de la discapacidad, que significa no ver al chico con las cosas que le faltan o deficiencias, sino tratar con las potencialidades y las posibilidades que tiene de aprender. Sucede que las cosas cotidianas no están adaptadas a los chicos con discapacidades y entonces se los invalida más. Se necesita una sociedad y un mundo que incluya a todos.

– ¿En el aula los chicos se aferran mucho al docente?

– Sí, somos un sostén importantísimo porque la escuela para ellos es su segunda casa. Somos como cualquier trabajador, necesitamos nuestra remuneración como cualquiera, pero es una verdadera vocación. No cualquiera puede trabajar con la discapacidad. Nosotros los apañamos un poco y es lógico que no quieran dejar de venir a la escuela.

– Tu trabajo no termina en el aula.

– Para todo debemos planificar. Cada chico tiene diferentes posibilidades y hay que estar preparados para eso. Las aulas son heterogéneas y hay que atender a cada uno con lo que necesitan, con lo que tienen y no con lo que les falta o desde su discapacidad, sino desde lo que puede y sus intereses.

– Todos los maestros deben sentir que cada 11 de septiembre es especial, pero en tu rol lo debe ser aún más, ¿no?

– Son muy cálidos los días del maestro acá. De hecho, yo estoy desde marzo encomendada en otra tarea por mi gremio, que tiene que ver también con la docencia por supuesto, y estuve en el acto de la mañana en la 501 y el de la tarde de las 504 (para no videntes y disminuidos visuales). No puedo faltar. Quiero ver a los chicos y participar del acto. En otros niveles, en otras ramas de la educación yo no lo veo. Es todo como más impersonal. Como en todas las profesiones y todos los lugares, hay de todo acá. Pero la mayoría tiene un compromiso enorme por este rol que tenemos. Yo siempre pienso y sé que no podría ser otra cosa. Hacer dos años que soy secretaría, con temas pedagógicos también. Pero si naciera de nuevo, sería otra vez maestra especial, no podría ser ninguna otra cosa. Dentro de pocos años me voy a jubilar y estoy agradecida con la profesión, de haber podido estudiar y a mi familia le debo mucho porque discapacidad motora lo estudié en La Plata ya teniendo mis cinco hijos. Le tengo que agradecer a la vida por esto.

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11/09/2015