Buscan una mejor gestión de los residuos en la pesca recreacional de Escollera Norte
En paralelo a sus investigaciones en torno a la fauna marina, desde el Conicet instalaron cestos para restos de monofilamentos, anzuelos, bolsas y restos de carnada.
En paralelo a sus investigaciones vinculadas a la fauna marina, trabajadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Mar del Plata buscan una mejora en la gestión de residuos de quienes realizan pesca recreacional y colocaron cestos en la Escollera Norte. Cómo impactan los residuos pesqueros en la fauna marina y por qué aumentó la preocupación en los últimos años.
Integrantes del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC, Conicet-UNMdP) concretaron la instalación de “cestos especiales” tanto en la Escollera Norte de Mar del Plata como en la costa de Mar Chiquita con el objetivo de que quienes pescan allí tengan un espacio donde arrojar restos de la actividad -como monofilamentos de las líneas, anzuelos, bolsas con restos de carnadas y otros elementos- y evitar, de esa manera, que se abandonen y afecten al ambiente.
Puntualmente, los cestos instalados están diseñados para que los residuos generados por la pesca recreacional queden entrampados y no vuelvan al ambiente, y se realizaron en el marco de una Carta de Acuerdo entre la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El trabajo que se realiza desde el Instituto es interdisciplinario y apunta tanto a monitorear los residuos de ambos sitios de estudio, evaluar el comportamiento de la fauna marina asociada a los pescadores y, además, indagan a los actores claves de ese sistema de estudio donde los pescadores recreacionales tienen un rol protagónico.
En ese sentido, desde el Instituto aseguran que los efectos de los residuos en la biodiversidad son inmediatos y “mecánicos”, lo que incluye la ingesta de los mismos, y puntualmente plásticos de pequeño tamaño. También se produce el enredo en artes de pesca que son abandonadas o descartadas y que llegan hasta las áreas por las que circulan e incluso donde se reproducen.
El equipo de trabajo del Instituto está conformado por los investigadores Germán García, Juan Pablo Seco Pon y Marco Favero, la becaria Ariadna Gorostegui Valenti y los becarios Francisco Zumpano y Maximiliano Hernández.
García afirmó que esos residuos “disminuyen la capacidad de procurar alimentos y evitar ser depredado, bloquean el tracto digestivo, generan heridas internas y pueden llegar a provocar la muerte de los organismos”. En ese sentido, citaron que estudios recientes relevaron que la contaminación con artes de pesca afecta a todas las especies de tortugas marinas, a la mitad de las especies de mamíferos marinos y una quinta parte de las aves marinas.
Además, hizo énfasis en el impacto de un residuo no biodegradable como las líneas de pesca compuestas por monofilamentos, de plástico fuerte y flexible que puede estar en los ambientes marinos hasta 600 años hasta su degradación completa. Ese arte de pesca tan utilizado es perjudicial para la vida silvestre y su presencia e impacto en los ecosistemas en los últimos años aumentó la preocupación de los investigadores.
