Viernes 03 de mayo | Mar del Plata
24/10/2015

“El juez no tiene que ser obediente al poder político”

El juez Manuel Fernández Daguerre renunció a la Cámara de Apelaciones y Garantías. En su retiro dijo estar “orgulloso del poder judicial” local. Criticó al fiscal general por el “mal uso de recursos” y defendió a Pedro Hooft.

“El juez no tiene que ser obediente al poder político”
(Foto QUÉ Digital)

El juez Manuel Fernández Daguerre renunció a la Cámara de Apelaciones y Garantías y con 63 años y con media vida de trabajo en el Poder Judicial se jubiló y en una charla con QUÉ hizo un balance de su trayectoria, de la situación en Mar del Plata, la independencia con la política y las denuncias contra el juez Pedro Hooft por crímenes de lesa humanidad. “Voy a extrañar haber defendido a la Justicia, aún con sus errores y aún con operadores que no entendieron bien que no es un privilegio ser juez”, dijo.

En un currículum imaginario de Fernández Daguerre figuraría que comenzó como defensor oficial, nunca fue fiscal ni quiso serlo. Además aparecería que tuvo un paso por la política, como jefe de la subsecretaría de Trabajo, concejal de la Unión Cívica Radical y hasta llegó a ser precandidato a intendente en el 91. Además de haber llegado a ser presidente de la Cámara de Apelaciones y Garantías, fue presidente del Colegio de Magistrado.

El recientemente jubilado juez dijo estar “ogulloso del poder judicial de la ciudad“. “La gente que está adentro son gente buena leche, ninguno hace nada porque tiene otro interés, no pasa en el resto de la provincia. Cuando algo es muy evidente, cuando un juez no ve lo que pasa, no hay justicia, pero acá si no tocan a los poderosos es porque están sobrecargados de trabajo, porque hay vagos o porque se hacen mal las cosas, no por un motivo extraño”, concluyó.

-¿Cómo se logra una Justicia independiente?

-La independencia de la justicia depende que el poder político entienda que el juez no tiene que ser obediente.  Por supuesto que el juez no puede hacer lo que quiera tampoco.

-Usted fue candidato de la UCR, con ese sentido ¿cómo logró despegar del partido al que representaba?

-Cuando uno está en la función judicial no puede tener afiliación ni pertenencia política. El día que avisaron que me nombraban juez, me presenté al partido radical e hice una suspensión de afiliación. Agradecí mucho, pero desde ese momento nunca más pisé el partido, ni asados compartí, no está bien.

-Ni siquiera un asado..

-Para que no se confundan los tantos. Es muy malo que pase que por el llamado de un político un juez accione de alguna manera. Porque entonces si a vos te toca ir a pelear contra el poder, pidiendo un amparo o lo que sea porque avasallan tus derechos y el poder judicial es permeable al poder político nunca vas a poder ganar nada.

-Por un lado presión política, por otro presión de lo que la gente quiere o espera. ¿Cuál es el punto en el que tiene que estar un juez?

-El juez tiene que pensar si corresponde o no corresponde su fallo. Lo más importante es fallar conforme convicción. Si vos lo hacés porque la gente espera una cosa y torcés la decisión está mal. Pero si estás convencido y está del lado de lo que la gente pide fenómeno.

-En el ámbito penal ¿cómo ve la situación en Mar del Plata? ¿Hacen falta más recursos?

-¿Si necesita más? Sí. En penal siguen habiendo los mismos juzgados, pero hay 32 fiscales. Yo no digo que eso alcanza para agarrar a todos, pero a los más importantes sí. En la ciudad hubo más operativos por drogas que en cualquier otro lugar de la provincia, la lástima es que se agarran a los pequeños y consumidores. No hay una sola importante. Parecería, y digo parecería porque pongo las manos en el fuego por los fiscales, que hay entongados en otros sectores que no ayudan.

-¿Qué sectores?

-Parecería que en la policía. Por eso yo defendí la Policía judicial, una policía que no dependiera de una estructura que todos sabemos cómo es.

-Destacó la cantidad de fiscales, sin embargo hay muchas causas que están trabadas o que generan malestar social y no avanzan. ¿Cómo se puede trabajar mejor en temas así?

-Creo en el pool de fiscales, pero hay que contenerlos y tener la cintura para saber en qué investigaciones hay que ayudarles. No es falta de gente o estructura, es que el fiscal general utiliza mal los recursos. Si vos sabes que hay un tema que genera problema social, como el homicidio de un trabajador, tenés que poner un equipo de apoyo para descomprimir al fiscal de turno.

JUEZ JUBILADO 03

LEGITIMIDAD, HUMANIDAD, GARANTISTAS Y JURADOS

El juez Fernández Daguerre define el proceso penal de una manera muy simple: “un fiscal que investigue y junte pruebas, un juez imparcial y un defensor que intente boicotear esas pruebas”. En ese marco, él fue siempre defensor penal, ya que nunca quiso que le “pagaran por sospechar, como al fiscal”.

-A los jueces muchas veces se les critica estar más en la letra chica que lo que pasa con la gente y la sociedad. ¿Hay que humanizar la justicia?

-La Justicia no tiene que humanizarse en términos generales, pero los jueces se tienen que humanizar siendo responsables con sus posiciones. Un juez no puede cerrar el pabellón de una cárcel porque cuatro de los reclusos son de causas suyas sin pensar en otros 50 hombres, sin tener una solución real y aplicable para el resto.

-¿Por qué un sector de la sociedad y la población acusa a los jueces de “garantistas”?

-La gente piensa que los jueces viven en un tuper y que le dan la libertad a cualquiera que haya robado. No entienden que un chico que roba, por primera vez y sin arma, queda libre a los dos días, porque así es la ley. Pero, un chico que roba por primera vez y armado a un taxista va a Batán. Y su primer delito es robar con revólver, lo mandás a Batán y lo arruinás. Entonces los jueces empezamos a ver alternativas, porque ese pibe no llegó a donde llegó solo, es el emergente de un estallido social.

-En la ciudad tuvimos los primeros juicios por jurados ¿Qué le parecieron?

-Me encantó que en los primeros dos salieran absueltos. Porque yo durante mi época de juez correccional tuve más absoluciones que condenas. Porque un requisito básico del sistema judicial es que vos únicamente condenas con certeza.

-Pero más allá de los resultados puntuales ¿qué le parecen los juicios por jurados?

-El juicio por jurados no es mejor que el juicio con jueces. El juicio por jurado tiene mucha más baja calidad jurídica que el juicio de letrados con jueces profesionales. Pero tiene mucha más legitimidad, porque son tipos como “nostros” los que juzgan. Por eso la gente, cuando doce tipos dicen no lo encontramos culpable o lo encotnramos culpable

-Más legítimo, pero de menos calidad dice usted.

-Es que los jueces tenemos que fundamentar la decisión, todo. Y si no hay cadena lógica razonable entre premisas y conclusión, Casación dice “no señor, esto es un disparate”. Los jurados no dan fundamento: culpable o inocente, listo. Pero son parte de la gente y la gente toma esas decisiones con legitimidad absoluta. A mejorado la legitimidad, esto le va a hacer mucho bien al sistema.

UN JUBILADO OPINA SOBRE OTRO JUBILADO: EL RETIRO DE FAYT

Este año, una de las noticias de agenda que involucró al poder judicial y al político fue la situación del juez de la Corte Surpema, Carlos Fayt, que con 97 años su continuidad había sido puesta en duda por el kirchnerismo y, en septiembre, finalmente decidió renunciar, pero de a partir del 11 de diciembre, una vez cambiara el gobierno.

-¿Qué opinión le merece la renuncia de Fayt?

-La renuncia de Fayt al día 11 de diciembre fue poco menos que la culminación de algo programado por él. Fayt decidió prolongar su lugar como miembro de la Corte porque creo que él condicionó su decisión a que si dejaba su bacante podía perderse el equilibrio que había. La Corte fue un gran mérito de Néstor Kirchner, fue un gran acierto, pero parecía que ultimamente querían que volviera a hacer como en la época de Menem, que la Corte abalaba todo. Fayt se quedó nada más para mantener un equilibrio. Soy un orgulloso seguidor de la Corte Nacional, aun cuando reconozca que hay fallos políticos, los miembros me dan garantía. Cuando digo esto, algunos amigos de Justicia Legítima se ofenden.

-¿Por qué?

-Porque me dicen que lo que pasa es que yo defiendo una constitución que es liberal, porque dicen la Constitución y las leyes Argentinas fueron hechas para defender a los poderosos.

-¿Y eso es así?

-Es posible que tengan razón, pero si algún día queremos discutir si la propiedad privada está bien, lo discutimos, pero lo que dice la Constitución hoy está claro. Pero en esta constitución supuestamente liberal, si me preguntás a mí cuál es el límite de una protesta sindical, te digo que ninguno mientras sea racional. Pero ¿cuál es el límite? ¿cómo llegás al equilibrio? Cuándo estás criminalizando la protesta y cuándo estás defendiendo algún tipo de interés económico. Bueno, depende dónde te pares te dirán que sos liberal que se amapara en la ley para defender privilegios o no. ¿Y a quién le toca eso? Al pobre juez que está solo decidiendo.

EN DEFENSA DE HOOFT

El juez Pedro Hooft está acusado de tener participación en la “Noche de las Corbatas”, el megaoperativo represivo perpetrado por las fuerzas armadas y con la colaboración de integrantes de la Concentración Nacional Universitaria (CNU) entre junio y  julio de 1977. Durante esas jornadas, un grupo de abogados laboralistas fue secuestrado y la mayoría permanece desaparecido.  En su faena, el terrorismo de Estado asesinó a Norberto Centeno y desapareció a Jorge Candeloro, Salvador Arestín, Hugo Alais, Tomás Fresneda y Mercedes Argañaraz de Fresneda -embarazada de 4 meses-. En tanto, los abogados Carlos Bozzi, Camilo Ricci y Marta García –esposa de Candeloro-, lograron sobrevivir.

“Estoy absolutamente seguro que las acusaciones a Hooft son un disparate”, dijo Fernández Daguerre, quien en el 75 era empleado de la defensoría oficial en Mar del Plata y lo siguió siendo en el 77 y, en la llegada de la dictadura, era además parte del gremio, de la comisión directiva del gremio de judiciales.

-¿Por qué considera que las acusaciones al juez Hooft son un disparate?

-En esa época yo era de la defensoría oficial y ningún abogado quería presentar un habeas corpus por un desaparecido, claro en ese época no eran desaparecidos, eran detenidos. El concepto nace después. ¿A quién le metíamos el habeas corpus nostros? A Hooft. El único juez que recibía los amparos y pedía los informes era Hooft. Los otros jueces archivaban, había una acordada de la corte que prohibía pedirle informes a las fuerzas de seguridad. Estaba prohibido.

-¿Pero tanto como para considerarlas disparate?

-Con Hooft no tengo ninguna afinidad ni personal ni política. Hooft puede sers un católico de derecha, pero que haya sido la cara no visible de la represión en Mar del Plata es un disparate. Era una época violenta, yo tenía miedo a ir a la facultad, la gente no preguntaba. Pero que lo hayan puesto a Hooft como la connivencia jurídica con la dictadura no. Ahora, si Hooft por abajo tenía vinculación con los milateres no lo sé.

-¿Cómo cree que terminará el caso?

-Esta es un pelea que no tiene solución. Quienes están en contra de Hooft no van a bajar los brazos. No es defensa coorporativa ni comparto ideales con Hooft, pero me tocó vivirla. Una época muy dura, donde hubo connivencia militar y civil, claro, pero no me consta eso en él.

JUICIO POR JURADOS JUEZ

EL RETIRO

 -Termina su trabajo, se jubila ¿puede dormir tranquilo?

-Absolutamente.

-¿Tiene miedo al vacío que quedará luego de haber ocupado un cargo tan importante?

-No. Ahora disfrutaré, iré a pescar. Hay que buscar una excusa para levantarse todos los días, afeitarse todos los días. Voy a extrañar haber defendido a la Justicia, aún con sus errores y aún con operadores que no entendieron bien que no es un privilegio ser juez. Me voy porque estoy confiado con lo que hice, porque estoy en edad de disfrutar un poco, pero tengo vocación de servicio.

-¿Qué le gustaría hacer después?

-Nada full time, uno no es tan importante para que el futuro dependa de uno. No creo en los personalismo y no tengo vocación de líder. Si me gustaría integrar un consejo de ancianos.

-¿Cómo sería?

-En las tribus había un cacique que se peleaba y se la bancaba y había un consejo de ancianos. Donde lo llamaban y le decían qué estás haciendo y le daban consejos, recomendaciones sin responsabilidad de estado. Tendría que haber una referencia de gente que ha estado en funciones para guiar, eso a mí me gustaría.

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24/10/2015