Se cumplen 50 días de acampe en Ostramar: “La patronal no quiso sentarse a dialogar”
A pocos días del “escrache” en la casa de una de las dueñas de la empresa, el frigorífico continúa firme en su postura mientras los trabajadores sostienen la medida de fuerza.
Este miércoles se cumplen 50 días del acampe que encabezan trabajadores y trabajadoras en el frigorífico Ostramar en reclamo de ser registrados laboralmente de una vez por todas tras haber procesado pescado para la empresa durante décadas de manera precaria. Pese a las distintas jornadas que incluyeron cortes de calle, un “escrache” en la casa de una de las dueñas (Marcela Caputo) y el apoyo de las centrales obreras y del gremio del sector, las y los trabajadores aseguran que desde la patronal “no se han querido sentar a dialogar”.
Este miércoles se cumplieron 50 días del acampe que llevan adelante desde el 28 de febrero 17 trabajadores y trabajadoras de Owencoop, una cooperativa “trucha” encargada de procesar desde hace décadas la materia prima que descargan los barcos de la familia Caputo -entre los que se encontraba el Repunte– en una búsqueda por ser registrados laboralmente.
A pesar del paso de los días y de las distintas estrategias, además de la permanencia en los ingresos del frigorífico en Guanahani al 3100, la patronal no cede. Por el contrario, después de haber ofrecido semanas atrás registrarlos en otra planta -donde inspectores hallaron trabajadores sin documentación- y módicas indemnizaciones, la firma inició en paralelo una causa judicial por el bloqueo de las puertas del frigorífico que se tramita en la Fiscalía N°12.
En ningún caso, sin embargo, la patronal contempló el pedido por el que los obreros mantienen su medida de fuerza que es, sin más, que se los reconozca y sean registrados laboralmente -como un derecho laboral básico luego de haber procesado su pescado durante tantos años- y se los sume a la planta de Guanahani al 3100.
Así, a pesar de los cortes de calles realizados días atrás junto al Sindicato Obrero de la Industria del Pescado (SOIP) y el “escrache” a la casa de una de las dueñas de la empresa, Marcela Caputo, los trabajadores aseguran que la patronal “no se ha querido sentar a dialogar”.
Los trabajadores y trabajadoras saben que el de Ostramar -que controla buena parte del proceso productivo desde la pesca hasta la exportación- y Owencoop no es un caso aislado, sino que forman parte de una estructural sobreexplotación de la necesitada mano de obra para sostener los márgenes de ganancia de unos pocos empresarios portuarios.
Por eso, días atrás, Daniel -uno de los trabajadores afectados- analizaba en diálogo con Qué digital: “Para que esto suceda es porque hay complicidades. Los sindicalistas se deben favores con los empresarios y los empresarios se deben favores con los políticos. Para que esta máquina bien aceitada funcione tiene que haber cómplices necesarios“.
