Viernes 26 de abril | Mar del Plata
24/12/2015

“La conducta de la CNU fue un plan predecesor a la dictadura”

Lo expresó Alberto Muñoz, testigo en el juicio contra diez civiles y un militar retirado acusados de ocho homicidios y de conformar una asociación ilícita.

“La conducta de la CNU fue un plan predecesor a la dictadura”
(Foto: archivo / QUÉ Digital)

Alberto Muñoz era un adolescente cuando lo fueron a buscar a su casa “para matarlo”, pero no lo encontraron. Y tenía algunos años más cuando fue detenido en Mendoza, en febrero de 1976. Esta semana prestó declaración en el marco del juicio a integrantes de la Concentración Nacional Universitaria (CNU), donde diez civiles y un militar retirado son juzgados por asociación ilícita y algunos de ellos por ocho homicidios cometidos en la antesala del golpe de Estado cívico-militar de 1976.

Muñoz estudiaba en la Escuela Nº1 de Mar del Plata, y en 1972 comenzó su militancia estudiantil, que luego derivaría en su militancia política en Montoneros. La Unión de Estudiantes Secundarios (UES) se conformó en 1973 y en esos años y a esa edad ya encontraban la oposición de grupos de derecha. “Fuera Montoneros del Centro (de estudiantes)”, decían las pintadas en su escuela.

El testigo contó ante el Tribunal que en 1975, luego de la muerte del líder de la CNU Ernesto Piantoni, que siguió con el asesinato de cinco personas, entre ellos Guillermo Videla, militante de la UES de apenas 16 años, “un grupo paramilitar” fue a buscarlo a su casa. “La intención era matarme”, dijo. “Eran algunos de fuerzas de seguridad o grupo paramilitares, que actuaron con zona liberada, porque estuvieron dentro de casa mucho tiempo, muy armados, muy violentos”, señaló. Él no estaba allí esa noche.

Luego, relató que en la tarde del 9 de julio de 1975 fue a tomar un café al bar ubicado en la intersección de las avenidas Colón e Independencia con su novia y su cuñado. Allí, ingresó también un grupo de personas, y entre ellas pudo reconocer a un militante del Cenes, una organización estudiantil vinculada a la CNU.

“Les digo que entraron los del CNU, que iba a haber problemas, entonces los hago salir a mi novia y mi cuñado en ese momento por una puerta y yo salí por la otra. Empiezo a correr por Independencia, hasta Brown, luego Salta, Colón, y en la Clínica Pueyrredón me tomé un taxi. Le dije al chofer arrancá porque nos matan”, describió. Lo persiguieron en otro taxi hasta que pudieron perderlos de vista. “Ese chofer de taxi me salvó la vida, es un héroe anónimo porque por segunda vez el CNU intentaba matarme”, sostuvo. Al poco tiempo se fue para Mendoza.

Esa persecución, señaló, tenía que ver con su actividad política. “Era la tercera vez que atacaban a la UES, lo que suponía un plan y no un hecho espontáneo”, dijo. Además de sus dos ataques personales, contabilizó el asesinato de Guillermo Videla, quien era miembro de la mesa de la UES y responsable de escuelas privadas. “Esta conducta criminal de la CNU fue un plan predecesor a la dictadura”, aseguró.

Consultado por quiénes integraban la CNU, dijo que era de “dominio público” que Josué Catuogno, Ernesto Piantoni, Juan Carlos Gómez y Gustavo Demarchi integraban la organización.

Muñoz decidió marcharse de la ciudad, junto a su mujer, entonces embarazada, con rumbo a Mendoza donde continuaron con su “militancia clandestina” dado el escenario que se vivía. Sin embargo fueron secuestrados en febrero de 1976 y permanecieron 20 días desaparecidos, hasta que un escritor de apellido Di Benedeto, quien entonces era subdirector del diario Los Andes, publicó en tapa sus fotos, por lo que fueron legalizados y pasados al servicio penitenciario. Luego, salieron absueltos de culpa y cargo.

El testigo señaló que nunca fue citado desde la Justicia para esclarecer los hechos de los que fue víctima, hasta ahora.

Consultado sobre la vinculación del gobierno de Estela Martínez de Perón y José López Rega con el accionar de CNU y Triple A, Muñoz respondió: “Es imposible pensar la actuación paramilitar si no tiene apoyo del Estado”. Y enseguida reparó en que no pueden conseguirse direcciones y hábitos sin inteligencia previa.

Tras la declaración de Muñoz, el abogado defensor Horacio Insanti pidió que se remitan copias de la declaración al Ministerio Público Fiscal por “la posible comisión de delitos de lesa humanidad” por parte de la organización Montoneros. Cuando el codefensor de Demarchi le preguntó por el apoyo que podían tener, intentando legitimar la teoría de los dos demonios, Muñoz le había dicho: “Sí, el apoyo del pueblo argentino”.

OTROS TESTIMONIOS

Durante las audiencias también prestaron declaración Laura Chino, estudiante de Humanidades en la Universidad Católica cuando María del Carmen Maggi era decana; Víctor Iriarte, un contador jubilado, que trabajó en la universidad a principio de los ‘70 y fue rector en 1983 con la vuelta de la democracia; Víctor Milani, quien también trabajo en la universidad en el área de Presupuesto; y Lucila Intelisano, trabajadora de la universidad y detenida en la previa y durante la dictadura.

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24/12/2015