¿Boleto de colectivos a mil pesos?: “Con el estudio de costos voy a ser muy prudente”
Esa fue la respuesta del intendente Montenegro ante la consulta por el pedido realizado por empresarios. Sigue la indefinición por el nuevo pliego.
“Con el estudio de costos voy a ser muy prudente, porque sé que impacta en el vecino. Una vez analizado eso, tomaremos una decisión”. Esa fue la respuesta que dio el intendente Guillermo Montenegro ante el nuevo pedido empresario de concretar un aumento en el boleto de colectivos que ya subió hace un mes un 152% y que ahora buscan que supere la barrera de los mil pesos.
Este miércoles, a un mes del último aumento en Mar del Plata y Batán, los empresarios del servicio de colectivos encabezado por Juan Inza ya solicitaron un nuevo incremento de la tarifa plana y que se la lleve de los $750 actuales a $1.003,97. Como el intendente tiene delegada las facultades de decretar subas hasta fin de año, tal como lo resolvió el Concejo Deliberante, este viernes en conferencia de prensa fue consultado por los pasos a seguir.
Sin reparar en las deficiencias que mantiene el servicio, Montenegro respondió que desde la Dirección de Transporte se confeccionará un nuevo estudio de costos para contraponer al presentado por la cámara empresaria.
“Con el estudio de costos voy a ser muy prudente, porque sé que impacta en el vecino. Una vez analizado eso, tomaremos una decisión”, sumó el intendente después de hacer referencia a la problemática de los subsidios.
“No sólo tiene que ver con lo que está pasando en la ciudad sino en Argentina. Y hay un problema de base que tiene que ver con cómo fueron distribuidos durante muchísimos años los subsidios al transporte en el interior y cómo impacta en Mar del Plata”, planteó sin deslizar ningún cuestionamiento al gobierno de Javier Milei -con el que Montenegro se muestra alineado desde hace semanas- teniendo en cuenta que la situación se vio agravada por la eliminación del Fondo Compensador, por medio del cual desde Nación se enviaba partidas a las empresas en paralelo a otras que llegan desde la Provincia.
Justamente entre los argumentos de los empresarios para pedir la nueva suba estuvo la quita de los subsidios nacionales a través del Fondo Compensador ya que recalcaron que la tarifa vigente no contempló una suba extra por su eliminación teniendo en cuenta que el período tomado para el estudio de costos anterior fue desde febrero de 2023 a enero de 2024, cuando todavía se mantenía, aunque con demoras, el envió de esas partidas nacionales.
La disposición de los aumentos mediante decretos del intendente Montenegro a partir del aval dado por el Concejo Deliberante se transformó en una herramienta habitual en Mar del Plata: los últimos doce incrementos se efectivizaron mediante esa vía en los últimos casi cinco años en los que el boleto sufrió un incremento brutal del 3.900%.
SIN DEFINICIONES SOBRE EL NUEVO PLIEGO
Pese a que pasaron más de cinco meses desde que el gobierno retiró el Concejo el segundo pliego -que había elevado tras el fracaso del primero- para la realización se modificaciones después de reclamos empresariales, los cambios todavía no se formalizaron por lo que el debate para el nuevo proceso licitatorio en torno al servicio sigue frenado en el Cuerpo Deliberativo, a pesar de las múltiples promesas del gobierno municipal para la mejora del sistema.
Este viernes el gobierno fue consultado en conferencia de prensa respecto al pliego y el secretario de Legal, Técnica y Hacienda, Mauro Martinelli, -del que depende la Dirección de Transporte- se limitó a responder que se está “trabajando en el pliego” y que será elevado, lógicamente, “cuando esté terminado”.
Una definición por demás particular del funcionario fue que hizo referencia a la declaración de emergencia en el servicio prorrogada en diciembre y dijo que eso “permitió mejorar algunas cosas”, aunque no dio detalle de cuáles, y definió que con el nuevo pliego “esperan que quede mucho mejor”.
Respecto a las condiciones del servicio, el propio intendente había anunciado que en marzo se haría una prueba piloto para implementar una “línea anular” que evite la circulación de todos los colectivos por el centro y facilite el trasbordo, aunque pasado el tiempo nunca se concretó.
