Caso Nelson Sanabria: una ayuda que no alcanza
El hombre discapacitado se mostró molesto por las respuestas que le dieron desde la Dirección de Discapacidad del Municipio, que intervino luego de que el pedido de una casa se hiciera público.
Luego del pedido de ayuda de Nelson Sanabria, el hombre de 34 años que hace ocho le amputaron los brazos y las piernas luego de electrocutarse en una obra, las autoridades del área de Discapacidad del Municipio intervinieron y se pusieron en contacto con él. Sin embargo, pasados los días Nelson dijo sentirse “chicaneado” ya que no recibió una solución para su pedido: que el Estado le brinde un aporte para poder vivir en una casa acorde.
El martes pasado, la titular de la Dirección de Discapacidad, Laura Spina, se reunió con Nelson y su pareja. Tras ello dijo que iba a tramitar la ayuda necesaria, porque el Estado debe asistir ese tipo de casos. También aclaró que se trata de una situación “compleja” que no solo implica la necesidad de poder habitar una vivienda con las condiciones necesarias, sino que se abordaría como un problema integral que apuntaría a atender todas las necesidades, como la posibilidad de que reciba un empleo, por ejemplo.
Luego de esa reunión con la funcionaria, Nelson fue convocado para que se presente en la dependencia este lunes. Cuando llegó, fue recibido por una terapista ocupacional y una asistente social, que le realizaron una evaluación para conocer si estaba apto para trabajar. “Me pidieron un montón de papeles, un currículum y el certificado de la escuela primaria. Yo abandoné la escuela en séptimo y no lo tengo, y ahora me ponen trabas por eso”, sostuvo Nelson.
Según contó, también le ofrecieron comenzar los trámites para recibir un aporte de alimentos y otro económico por $800. “Me ofrecieron esa ayuda y empezar los papeles para el empleo, pero no me dijeron nada de mi principal pedido que es poder vivir en una casa en condiciones”, se quejó.
Por otro lado, contó que luego de haber solicitado un colchón para cambiar el que duerme, que no está en buenas condiciones, desde el àrea de Discapacidad lo llamaron para ofrecerle dos de una plaza. “Parece que me están tomando el pelo, yo no duermo como todos porque me muevo mucho por mi problema, para acomodarme”, se lamentó.
“Estoy a punto de bajar los brazos, no puede ser que la ‘ciudad positiva’ no pueda ayudarme“, dijo.
