“Black magic for white boys”, comedia norteamericana en competencia

La película que se presenta en este Festival de Cine, dirigida por Onur Tukel, pone en primer plano algunas de las hipocresías de la sociedad estadounidense. Las historias se plantean alrededor de los prejuicios y de la magia.

(Fotos: prensa MDQ Film Fest)

Por: Mariano Taborda

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La gran mayoría de las películas que se proyectan en los festivales son dramas melancólicos que abordan temáticas aparentemente “profundas”. El humor, las comedias, están asociadas a un género menor, pasatista. La intelectualidad, en apariencia, se parece a la solemnidad, a la reflexión y a la seriedad. Es interesante que la programación de la Competencia Internacional de este Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, además de que estén representados diferentes países y culturas, contenga géneros diversos.

Black Magic for White Boys (Magia negra para hombres blancos) cuenta varias historias que giran alrededor de un teatro pequeño, en decadencia, donde una compañía hace espectáculos de magia. Una de las asistentes del mago tiene una relación agobiante con un joven machista y absorbente; un hombre que vive de rentas no quiere ser padre; un abogado estafador pretende aumentar el alquiler en un edificio de departamentos que administra: la mayoría son negros de clase media baja.

El mago y el modo de ejercer la magia es bien particular. En un principio practican la desaparición del modo tradicional: un agujero debajo de la caja donde se instala el participante. Eso cambia cuando el mago, a partir de un libro negro con fórmulas precisas, decide “hacer magia de verdad”. El método es eficaz y la gente desaparece. Entonces el hombre que no quiere ser padre (personaje interpretado por el director) fantasea con hacer desaparecer el embrión; el abogado quiere hacer desaparecer a los inquilinos que se resisten a pagar el aumento de alquiler.

Un personaje interesante es el delivery de drogas. Ante cualquier dificultad (física, anímica) llaman al dealer. Saca de una vieja valija marrón la solución en forma de píldora. Ese tipo de soluciones mágicas son propias de las sociedades decadentes. Ahí está puesta la mirada de Onur Tukel (también escribió el guión). Mira con sarcasmo la discriminación, los negocios que el capitalismo prioriza ante todo.

El formato de la narración es en capítulos. Comienzan con un prólogo: un hombre negro, en la parada del colectivo, opina sobre diferentes temas. La estética es la del cine clase b, de bajo presupuesto. A pesar de algunos personajes estereotipados y muchísimas cuestiones que se le pasan por alto, es una mirada interesante para ver cómo se miran a sí mismos los estadounidenses. Aunque esa mirada sea marginal y no represente al conjunto de ideas que forman el pensamiento hegemónico.