Lunes 29 de abril | Mar del Plata
01/05/2022

De asentamiento a barrio: la historia de lucha de “La Comarca” en Bosque Grande

Cuatro vecinas relatan cómo fue la toma de tierras, la búsqueda por convertirse en un “barrio” y las problemáticas que atraviesan día a día con un crecimiento poblacional que se agudiza bajo el contexto de crisis.

De asentamiento a barrio: la historia de lucha de “La Comarca” en Bosque Grande
(Fotos: Qué digital)
Celeste Verdicchio

Por: Celeste Verdicchio

Lourdes, Natalia, Rocío y Ramona viven en “La Comarca”, un asentamiento marplatense que se inició en Bosque Grande en 2018 con diez familias y que ahora suma alrededor de doscientas, y forman parte de una lucha para que el espacio logre constituirse como un “barrio”. Las cuatro vecinas, que han llegado a La Comarca atravesadas por diferentes circunstancias, se reconocen a sí mismas como “mujeres empoderadas” y aseguran que, pese a la negativa del Municipio, seguirán luchando por el barrio y un futuro para sus hijos. Luego de incluirse en el Renabap -el Registro Nacional de Barrios Populares-, buscan abrir las calles y conformar una mesa de trabajo con el dueño de las tierras a partir de la posesión. La historia completa.

Ubicado entre las avenidas Fortunato de la Plaza y Polonia y las calles Rufino Inda y Tripulantes del Fournier, se encuentra “La Comarca”, una chacra que se convirtió en asentamiento tras la toma de las tierras dentro del barrio Bosque Grande -y al límite de Las Heras- que inició en 2018 con aproximadamente diez familias, aunque el lugar actualmente suma alrededor de doscientas con un crecimiento exponencial. Entre ellas, se encuentra la de Lourdes, quien vino desde Buenos Aires en los inicios junto a su marido y su hijo en busca de “una mejor vida”.

“Yo soy de Paraguay. Vivía en Buenos Aires con mi hijo y mi marido pero él, que es marplatense, no se adaptó y nos trajo para acá en busca de una mejor vida. Cuando llegamos había 30 casas nada más. Por Tripulantes del Fournier eran solo 10 casitas y nos conocíamos entre todos”, relata Lourdes acompañada por sus vecinas en el merendero María de Nazaret -el corazón del barrio- en una entrevista con Qué digital. A su vez, asegura que “La Comarca” comenzó a poblarse rápidamente con la irrupción de la pandemia y el contexto de crisis agudizado en el país: “La gente empezó a venir cuando arrancó la pandemia porque no podían pagar el alquiler. Esto se pobló un montón”.

Bosque Grande

(De izquierda a derecha: Natalia, Ramona, Rocío y Lourdes en el merendero)

Similar a su relato, se suma el de Natalia, quien asegura haber llegado a “La Comarca” con su “peor tristeza” luego de que, en medio de la pandemia, el propietario de la casa en donde vivía en Mar del Plata decidiera no alquilarle más. Con todos los prejuicios que tenía sobre el asentamiento -que luego reconocerá haber derribado- y tras tomar la difícil decisión de “quedarse en la calle o venir para acá”, Natalia se sumó a trabajar en el merendero junto a sus compañeras y su día a día “se convirtió en una lucha por crecer y avanzar”.

LA MARGINALIDAD Y EL PREJUICIO

Aunque “La Comarca” se encuentra ubicada dentro del barrio de Bosque Grande, las cuatro vecinas aseguran sufrir día a día el estigma y discriminación por parte de los mismos vecinos de sus alrededores y del Estado que no avanza y tampoco da respuestas: “Acá nunca llegan. Se hacen cosas en Bosque Grande pero acá nada. Somos parte y no”, denuncia Natalia. A la desidia del Estado, se suma la discriminación de los vecinos de alrededores que “miran mal, amenazan y abusan” haciendo pagar un “derecho de piso” que obliga a las y los vecinos de “La Comarca” a no dejar sus casas solas ante posibles incendios, robos o roturas.

“Somos Bosque Grande pero una parte que está muy muy marginada. Desde Polonia te miran raro. Miran de pies a cabeza a ver cómo vas. La gente no te quiere. Pasan por al lado y miran para el costado”, expone Natalia y recuerda sus prejuicios antes de llegar al lugar,  cuando pasaba y decía que eran unos negros de mierda.

“Uno de afuera dice ‘estos negros de mierda, son unos vagos’ pero cuando empezás a ver lo que hay detrás, a involucrarte y a participar empezás a ver todo con otros ojos. Yo también juzgaba a este barrio, también decía ‘estos negros de mierda que tienen DirecTV y encima tienen tanta suerte y no se los sacan’. Y mirá dónde me tocó estar y la lucha que estamos haciendo. La idea es avanzar y lograr un futuro para nuestros hijos”, se sincera.

Bosque Grande

LA PRECARIEDAD Y EL DERECHO A VIVIR UNA VIDA DIGNA

Con conexiones irregulares de luz y agua, son innumerables las dificultades que atraviesan las y los vecinos de “La Comarca”. En casos de suma urgencia, “ni la ambulancia ni la policía pueden entrar” debido a la falta de calles. Tristemente, el espacio presenció dos hechos de los que aún hoy no logra recuperarse: el fallecimiento de una bebé de pocos meses y de una mujer mayor a causa de una mala conexión eléctrica y como consecuencia de un incendio que “inició de adentro hacia afuera y al que era imposible entrar”.

“En nuestro barrio no tenemos salita. El Bosque Grande no tiene una primaria, con lo necesario que es eso. Tenemos una secundaria provincial en la que se utiliza un solo turno, ¿y el otro? Con la salud, lo mismo. Las salitas de Las Heras y Santa Rita están desbordadas. Nos tenemos que levantar a las cinco de la mañana para ir a sacar un turno a pediatría cuando dan solo doce números y tenés una fila desde muy temprano. Con el agua tenemos una situación crítica, con muestras que salieron peligrosas y contaminadas. Ahora estamos esperando los nuevos resultados”, sostiene Natalia al enumerar las problemáticas que atraviesan.

A la compleja situación agrega su testimonio Ramona, quien trabaja junto a sus vecinas en el merendero, hace huerta y se dedica a cocinar en horno de barro para vender panes y otros productos a las y los vecinos: “Todavía no estamos en invierno y el invierno es muy duro. Esto va a seguir creciendo [demográficamente] y acá el frío es frío. Los chicos terminan con las pecas rotas y al estar descampado el frío se siente mucho más. Con las tormentas también hay inundaciones. Yo estuve en una casita precaria de chapa que no sé cómo no la tiró. Con mi esposo pasamos mucho frío”.

También se suma “el miedo de que los chicos no crezcan bien” y que “no sufran lo que están sufriendo muchos otros chicos”. Por ello, las vecinas afirman que la intención es seguir construyendo “un barrio” y evitar que se forme “una villa” aunque plantean “no tener nada en contra de ellas, porque hay gente trabajadora en todos lados, pero la idea es continuar con un barrio ya que tenemos dos avenidas muy importantes, con mucho potencial”.

Las ganas de avanzar y seguir proyectando es algo que, sin dudas, no falta entre las mujeres de “La Comarca” quienes decidieron instruirse y “conseguir herramientas”. Es por ello, y frente a las problemáticas que las atraviesan, que realizaron cursos de electricidad básica, construcción en seco, referentes territoriales y una diplomatura en cooperativismo. “Nos anotamos con Rocío en una diplomatura de Economía Social, porque lo lindo es saber de qué estamos hablando, qué estamos haciendo y que cuando el otro venga poder posicionarse para que no piensen que sos ignorante por estar acá”, sostiene Natalia.

LA APERTURA DE CALLES Y LOS PROYECTOS

Aunque la toma de tierras haya avanzado a gran escala en la chacra que las y los vecinos autodenominan “La Comarca” -con 118 familias en noviembre de 2021 y actualmente 200 “o un poco más”- las y los vecinos se centran hoy en dos aspectos claves para la conformación del barrio: la inclusión en el Renabap y una mesa de trabajo con el dueño de la tierra para llegar a un acuerdo y avanzar en la apertura de calles.

El Renabap es un registro nacional de barrios populares de Argentina a partir del cual no pueden ser desalojados quienes viven en la tierra. Según afirma Natalia, el registro exige un mínimo de ocho familias para que el asentamiento o villa sea considerado como barrio popular. Cuando las y los vecinos de “La Comarca” se contactaron para ser incluidos en el Renabap, les pidieron realizar un censo que ellas mismas se encargaron de hacer: “Ahí descubrimos que la mayoría son marplatenses, aunque muchos también vinieron de Buenos Aires”.

Bosque Grande

La dificultad surgió dado que el Renabap se basaba para hacer su inclusión en “fotos viejas” (del satélite viejo) en las cuales no se apreciaba la totalidad y muchas de familias quedaban excluidas del registro: “Por eso presentamos la nueva foto con la ampliación total, hoy hay aproximadamente doscientas familias aunque siempre calculamos un poquito más porque avanza de manera impresionante y la foto siempre queda vieja”.

Ante la ocupación de tierras, y luego de ser incluidos en su mayoría en el registro nacional de barrios populares, “el dueño de la chacra pasó a tener una tenencia precaria de las tierras. Por eso la idea es negociar con él, tener una mesa de trabajo y llegar a un acuerdo para abrir las calles y que al dueño no se le toque la parte que él no quiere pero seguir avanzando con las calles para tener luminaria y dirección como corresponde”, asegura Natalia.

A su vez, denuncia: “Está bien que es una tierra privada pero acá hay personas, criaturas con necesidades. Desarrollo Social aparece pero te bordea las cuadras. El Municipio ni aparece. Hay abandono de personas, derechos que no se están cumpliendo”.

Sin embargo, entusiasmadas ante la apertura de calles y tras un trabajo en conjunto con la Universidad Nacional de Mar del Plata para poder llevarlo a cabo, Rocío cuenta que ya tienen “las calles que vamos a poder abrir pero estamos intentando primero conseguir un permiso para cuando vengan las máquinas y que no nos saque la policía.

En su relato, asegura que todas se las han “rebuscado” para conseguir fondos para la apertura de calles: “Hicimos rifas, bingos, Ramona hizo pastafrola, donó un bolso y con el apoyo de cada una recaudamos todo para poder abrir las calles”. Según planifican, y con la intención de que no se formen más pasillos, harán las continuaciones de las calles “que más se puedan” como Soler y Carasa “con una diagonal para que se pueda entrar por Polonia y salir por la 39”.

Natalia, por su parte, destaca el potencial de la zona: “Estamos en una avenida importante y tenemos un polideportivo, tenemos una zona rica en trabajo porque se pueden hacer comercios en la zona de Polonia. Tenemos un montón de espacios que si los explotamos bien va a ser un crecimiento gigante para el barrio”.

Bosque Grande

Entre los innumerables proyectos con los que esperan avanzar, se encuentra la ampliación del merendero que actualmente funciona los lunes, miércoles y viernes por la tarde “y se llena con 60 chicos más y no entramos, vamos al patio y se pelean por las ruedas”. También se suma la construcción de un horno de barro que “va a quedar afuera del merendero” a la disponibilidad de todas y todos los vecinos “que estén sin garrafa y tengan que cocinar”.

“La idea es seguir haciendo diferentes actividades y proyectos para seguir creciendo. Queremos lograr tener un barrio mejor, seguir luchando por talleres y salidas laborales para las personas. Tener una vivienda digna, cumplir con el derecho a una vivienda digna. Por más que nos digan que no, vamos a seguir avanzando. El ‘no’ siempre está. Vamos a continuar. Hay que continuar”, cierra Natalia.

Bosque Grande

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