Viernes 26 de abril | Mar del Plata
03/12/2021

Recetas de punitivismo y “mano dura”: discursos transversales para debatir y combatir

Claudia Cesaroni presenta este viernes en el Faro de la Memoria su libro en el que discute los discursos y las “recetas” punitivistas.

Recetas de punitivismo y “mano dura”: discursos transversales para debatir y combatir
(Foto: ilustrativa / Qué digital)

La escritora, abogada y militante Claudia Cesaroni presentará este viernes en el Faro de la Memoria uno de sus últimos libros, Contra el punitivismo. Una crítica a las recetas de la mano dura. Cómo se reproducen estos discursos en Mar del Plata, sus consecuencias y la importancia del coraje para dar un debate transversal y necesario para la vida en democracia. La presentación será desde las 17 en la avenida De los Trabajadores 5700, de manera presencial.

En una marcha por el asesinato de un joven a manos de un policía en avenida Colón se produjo un tumulto: un transeúnte consultó de qué se trataba la marcha y ante la explicación de un familiar, deslizó la posibilidad de que haya sido asesinado por “por delincuente“; Ángel Ariztimuño pelea por su vida tras ser brutalmente golpeado por la Policía, y los “algo habrá hecho” no faltaron en los comentarios de las redes sociales; a nivel nacional, familiares e incluso periodistas se encargan de recalcar una y otra vez que Lucas González, en Barracas, no había cometido un delito, como si el hecho de que haberlo cometido habilitara que sea acribillado por policías de la Ciudad de Buenos Aires.

Los discursos, prácticas y políticas punitivistas atraviesan a la sociedad, se alimentan de falta de humanidad, de conciencia de clase y también de falta de información. Justamente para empezar a revertir este flagrante y constante daño contra los derechos humanos desde todas sus vertientes, Cesaroni escribió un libro que permite centrar el debate y deconstruir discursos que no hacen más que moverse en un “espiral regresivo”.

“En estos días hay varios casos que muestran esas preocupaciones que intenté volcar en el libro. Las demandas de más y peor castigo ante hechos graves, dolorosos, aparecen recurrentemente. Se plantea la pena de muerte o aumentar los años de cárcel como si no se supiera que ante casos graves en nuestro país hay penas de 50 años de cárcel, que es prácticamente la muerte en vida, porque no hay libertad condicional ni salidas transitorias. Entonces ese pedido de más castigo no solo es un pedido circular sino que ni siquiera resuelve que esos hechos ocurran. Y luego también es recurrente el pedido por la baja de edad de punibilidad cuando aparecen casos donde participan menores”, introdujo Cesaroni en diálogo con Qué digital en torno a las “recetas” punitivistas más en pugna por estos días, que son solo algunas de las que critica en el libro.

Buena parte de la sociedad y de las fuerzas políticas están atravesadas por el discurso de la “inseguridad” y los supuestos que se suelen legitimar en su nombre son muchas de las recetas punitivistas que reseña Cesaroni. “Nuestro derecho a vivir más seguros y seguras no está asociado ni mucho menos a que nos llenen la calle de policías y cámaras. Una ciudad más segura es una ciudad más equitativa, más igualitaria, donde el espacio público sea gozado y disfrutado”, sostiene.

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En tiempos electorales, los discursos punitivistas afloran bajo la suposición -discutida por Cesaroni- de que permiten sumar votantes. Mar del Plata no quedó exenta de ello y, en medio de una crisis social prácticamente sin precedentes, una de las principales discusiones públicas entre oficialismo y oposición se centró en el arribo de fuerzas federales a la ciudad ante una escalada de homicidios.

“Hay un capítulo del libro que trata sobre qué entendemos sobre seguridad y las demandas de más policías o más fuerzas de seguridad. Estas demandas las podemos encontrar recurrentemente en los últimos 20 años: la idea de que las policías federales vienen a resolver lo que las provinciales no pueden, o se inventan nuevas policías como la Local”, marcó.

En cuanto al arribo de fuerzas federales a los barrios, Cesaroni remarca una cuestión que encierra un profundo significado, que no solo habla de una simple política de seguridad: las fuerzas como Gendarmería o Prefectura fueron diseñadas para la defensa de fronteras. ¿Pero qué fronteras hay en Mar del Plata tierra adentro?

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“Las fronteras, entonces, separarán un barrio peligroso del centro de una localidad del conurbano. Allí aparecerán para controlar que los adolescentes y jóvenes se queden dentro de su comunidad, que funciona como una especie de gueto del que algunos no salen y al que otros -ambulancias, trabajadoras sociales, médicos, repartidores de comida- no entran“, define Cesaroni en uno de los tantos conceptos que se desarrollan en su libro.

Además, en cuanto al aumento de fuerzas de seguridad en determinado espacio, insiste en que cualquiera que viva en un barrio “sabe que con suerte el patrullero va a pasar dos veces por día” y que, además, tener un policía en cada esquina es “numéricamente imposible y es falso proponerlo como solución de algo“.

EL “ENCUBRIMIENTO SOCIAL”

Cesaroni también desarrolla un concepto, el de “encubrimiento social“, aquel que en dictadura se traduce en el “algo habrán hecho” del vecino que da cuenta de la desaparición forzada de otro, y en democracia se centraliza en el “delincuente común”, con el objetivo de hacerlo merecedor de “cualquier cosa, incluso la muerte”.

Al respecto, más allá de que se trata de un discurso básico de sectores conservadores y de derecha, Cesaroni no esquiva la responsabilidad de quienes no ocupan esa vereda ideológica: “Quienes militamos el campo popular tenemos que sacar estos temas de los ámbitos académicos y cerrados. Yo intenté hacer un libro lo más accesible posible, pero serio, con datos, información y conocimiento. Son temas que tienen que estar al alcance de cualquier persona“, planteó.

“Cuando discuto la apoyatura de una parte de la sociedad es porque creo que los han convencido de que quienes cometen delitos son monstruos como en otro tiempo han convencido de que los ‘subversivos’ eran quienes había que exterminar. Hay que dar esa discusión. Una persona que comete un delito es una persona como cualquiera de nosotros, salvo casos muy patológicos o perversos, que los hay y los habrá”, agregó.

Además, puntualizó en que siempre se hace foco en los delitos más terrenales, y se suele relativizar aquellos vinculados a la evasión o al endeudamiento internacional que propicia las condiciones de desigualdad. “Siempre terminamos hablando del delito callejero que en un punto es lógico. Es el que más miedo nos da, aunque no es el que más daño hace a nivel social. Pero nos da miedo que nos pase algo cuando salimos a la calle. Por supuesto que da miedo. Pero cuando hay tanta fractura social esto no se resuelve solamente con más policía. Aunque nadie discuta que la Policía tiene que existir al igual que las medidas de seguridad, el problema es pensar que eso solo resuelve, o que el uso de la cárcel por sí sola lo hace”, sumó.

LA SITUACIÓN DE LAS CÁRCELES EN LA PROVINCIA

Según datos de la Comisión Provincial por la Memoria, la sobrepoblación carcelaria en dependencias del Servicio Penitenciario Provincial era del 106% en 2020, es decir, lo que implicó un leve freno el crecimiento sostenido de la población iniciado en 2008 y exacerbado desde 2014. En 2019, la sobrepoblación en la cárcel de Batán ascendía a poco menos del 100%, prácticamente el doble de su capacidad.

Ante esta situación, más allá de las “mesas de trabajo” que calmaron las protestas a inicio de su gestión por las condiciones de encierro, el gobernador Axel Kicillof -y también la propia candidata a diputada del Frente de Todos Victoria Tolosa Paz- plantearon como propuesta la construcción de más cárceles.

Al respecto, Cesaroni señala: “Es bastante grave que la única propuesta que se plantee sea construir más cárceles. El gobierno provincial y en general todos los gobiernos omiten reconocer que hay miles de personas que no deberían estar presas. El 45% del total a nivel país de personas privadas de su libertad que son 110.000 -a 2019, según los últimos datos disponibles-, es jurídicamente inocente. Entonces debería estar en su casa, al menos en su gran mayoría. Lo mismo sucede con muchas condenadas que están en condiciones de acceder a derechos jurídicos”, planteó.

Para la autora, este también forma parte de un “espiral regresivo” cuyo punto de partida, teoriza, es en 2004 con las llamadas “leyes Blumberg” cuya crítica desarrolla en su obra. “En esa espiral ridícula de aumento de penas que culminan en 2017 con las mal llamadas ‘leyes Petri’, que también fue votada por todas las fuerzas políticas salvo la izquierda trotskista, crea la falsa idea de que en nuestro país nadie va preso mientras la población penal no para de aumentar, cada vez por más tiempo y con menos posibilidades de acceder a derechos”, sumó.

EL PUNITIVISMO EN LOS MEDIOS

Cesaroni cita en el epílogo de su libro las palabras de Lucas Mendoza, un adolescente detenido en 1997, condenado a prisión perpetua y torturado junto a su compañero de celda, aunque éste último terminó muerto. Ante estudiantes de Derecho, planteó que frente a estos discursos, los futuros abogados, fiscales, jueces, deben “buscar la humanidad” para contrarrestarlos. Algo similar, para Cesaroni, debería ocurrir con quienes cuentan los hechos penales.

“El tratamiento de los medios es tremendo en todos los casos. Buscar la humanidad sería contar los casos sin morbos, sin etiquetas. Hay información que debería ser reservada, que no le importa a nadie o no tendríamos por qué saberla. No tenemos ningún interés real y legítimo en conocer detalles que son morbosos. En el caso de Lucas González, aunque ahora esté opacada, hubo una especie de distinción entre la víctima “inocente” y la víctima “culpable”. Acá también los medios deberían repensarse, aún aunque el pibe haya cometido el delito. Creo que es algo que se dice muy poco y hay una alta responsabilidad de los medios”, concluyó.

LA ESCRITORA

Claudia Cesaroni es abogada y magíster en Criminología. Entre 2001 y 2004 trabajó en la Procuración Penitenciaria y entre 2004 y 2010 en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. En 2004 cofundó el Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos (Cepoc). Entre 2010 y 2011 fue directora adjunta de la Oficina para América Latina de la Asociación para la Prevención de la Tortura. Es docente de nivel secundario y universitario, en grado y posgrado.

Entre sus publicaciones se encuentran, vinculadas al sistema penal, El dolor como política de tratamiento. El caso de los jóvenes adultos presos en cárceles federales (2009); La vida como castigo. El caso de los adolescentes condenados a prisión perpetua en la Argentina (2010); Masacre en el Pabellón Séptimo (2013) y Un partido sin papá (2014). Sobre su vida militante y familiar publicó Brigadistas. Una historia de militancia en la Nicaragua de Sandino (2019); y Pensami e amami. La historia de una familia, entre Roma y Buenos Aires (2021).

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