Viernes 10 de mayo | Mar del Plata
04/10/2015

Violencia de género: denuncias, dos relatos y pedidos de justicia

Luciana Lago afirma haber radicado más de 30 denuncias contra Gastón Alonso, su expareja y jefe de la Policía de Mar Chiquita, quien niega haberla agredido. Las dos versiones de una historia que deberá esclarecer la Justicia.

Violencia de género: denuncias, dos relatos y pedidos de justicia
(Foto: QUÉ Digital)

Luciana y Gastón se conocieron en el 2007 en Mar del Plata. Él ya era policía y por aquel entonces trabajaba en un local de teléfonos celulares. Se gustaron, comenzaron a salir, se fueron a vivir juntos, se casaron y tuvieron un hijo. Para entonces ya había problemas en la pareja, pero solo hasta ahí coincide el relato de los dos: ella dice que él se volvió violento, que le pegó, que lo denunció en más de 30 oportunidades por distintos hechos de violencia verbal y física, que es “un psicópata”, que huyó del matrimonio para salvar su vida. Él niega haberla agredido, cuestiona las denuncias en su contra (dice que no son 30 sino 10), asegura que ama a su hijo, que lo que ella pretende es sacarlo de la fuerza porque “le molesta que haya crecido económica y profesionalmente”, y que ella necesita ayuda psiquiátrica.

Lo que puertas adentro de su intimidad ocurrió entre Luciana Lago, profesora de ciencias políticas, y Gastón Alonso, jefe de la Policía de Mar Chiquita, deberá resolverlo la Justicia.

A partir de lo que generó la histórica movilización bajo la consigna #NiUnaMenos, Luciana decidió salir a hacer pública su historia. Fue, según cuenta, por recomendación de Laura Melmann, la mamá de Natalia Melmann, la adolescente asesinada en 2001 en Miramar.

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Luciana Lago, militante de Pan y Rosas, se sumó a la marcha #NiUnaMenos para difundir su historia (Foto: archivo/QUÉ Digital)

Hoy tiene 34 años y su expareja 31. Su relato resulta convincente: describe hechos de violencia verbal, física, económica y psicológica por los que responsabiliza a Alonso, puesto recientemente a disponibilidad temporal en la Policía de Mar Chiquita por el escándalo -ahora también mediático- en el que se ve envuelto.

Una vez más, lo que ocurrió puertas adentro de su intimidad, lo resolverá la Justicia. Por lo pronto, Luciana y Gastón accedieron a contar -por separado- su versión de los hechos en diálogo con QUÉ.

LUCIANA: “ÉL TENÍA ACTITUDES RARAS”

Lo primero que recuerda la joven, actualmente militante en Pan y Rosas y cercana a Las Rojas, es que su expareja “quería hacer todo rápido”. En el primer año de relación, no hubo episodios de violencia, solo de celos, según relata.

“Tenía actitudes raras. Estuve con él la primera vez y ya se quería poner de novio. Enseguida me invitó a vivir con él. Era muy celoso”, cuenta tras las más de 30 denuncias que afirma haber radicado en distintas dependencias judiciales e incluso ante la fiscal del caso, Graciela Trill.

El primer episodio de violencia que dice haber sufrido ocurrió en el 2007, lo que motivó la primera denuncia. “Fue por un programa de televisión que hablaba de las chicas trans. Se puso como loco porque no quería que viera eso, y rompió una puerta a piñas. Le pedí que se calmara, era la primera vez que veía algo así. Yo cuando vi eso me quise ir. Él me dijo que si me iba, me bajaba el cargador, así nomás. Esa noche dormimos separados”, sostuvo.

Al día siguiente, según su versión de los hechos, agarró sus cosas y se fue a la casa de sus padres, por entonces ya separados, en Caisamar. “Cuando se enteró que me fui me hizo toda una escena, después llegó a casa llorando y me pidió que lo perdonara. Me dijo que iba a hacer terapia, que iba a cambiar”, siguió.

UN HIJO LO CAMBIA TODO

Pocos días después Luciana se enteró de que estaba embarazada de Gastón. “Me dijeron que abortara, pero era mi decisión y decidimos tenerlo. Al otro día fuimos a la casa de mis viejos, él se puso como loco cuando mi mamá le sugirió que hiciera terapia. Se puso agresivo mal y lo tuve que echar de la casa de mis viejos”, continuó.

Lo que siguió, fue escapar. “Me fui a Santa Teresita con una amiga en el micro y le fui contando el episodio. Cuando le estaba contando él sale de atrás. Estaba escondido en el micro escuchando todo. Recién se bajó pasando Mar Chiquita. Lo tuve que echar del micro. No sé cómo se enteró que me iba”. Ese episodio motivó la segunda denuncia.

Luciana cuenta que pasó cinco meses de su embarazo en Santa Teresita. “Con Gastón hablábamos pero todo ese tiempo fue un calvario porque me decía que ponía su sueldo a disposición, pero me daba algo para el bebé y después me decía que me lo iba a sacar”, afirmó.

Su hijo nació pero según cuenta, las peleas no mermaron. “En el medio perdí la lactancia. El informe médico mostró que por el estrés y los episodios de violencia verbal mi cuerpo reaccionó de esa manera. Solo pude amamantarlo al principio. Decidí separarme, hicimos un arreglo económico y un régimen de visitas”, explicó.

Cuando el bebé tenía siete meses, producto de una enfermedad de Gastón, Luciana decidió volver con él. “Vino a mi casa, yo lo cuidé, me dijo que iba a cambiar y que se había comprado un terreno en Vidal… y ahí no sé, yo quería armar una familia, pensé que a lo mejor podía cambiar. Nos mudamos a Vidal y ahí empezó el infierno”, relató.

“ME CASÉ CON ÉL PENSANDO QUE IBA A CAMBIAR”

Cuenta Luciana que al principio los episodios de agresión “eran de violencia verbal, no física”. Que le decía “puta, travesti, que no servía para nada”. Sí recuerda haber sufrido al menos tres hechos de violencia física: “uno en el que le quiso pegar a mi hijo, otro que me pegó en la cabeza y otro que me pegó en la pierna”.

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Luciana Lago denuncia a su expareja por haberla sometido a hechos de violencia física y verbal (Foto: QUÉ Digital)

Sin embargo, inexplicablemente, tiempo después decidieron casarse. “Me casé con él pensando que iba a cambiar. Yo siempre tuve el autoestima baja”, reconoce pero advierte que “él se puso más agresivo después de que nos casamos”.

Luciana asegura que después de cada episodio de violencia Gastón le pedía perdón, hasta que un día se hartó. Para entonces ya estaban casados e instalados en la casa que habían construido en Coronel Vidal.

“Yo lo quería. Sabía que estaba mal lo que él hacía, pero aguantaba también para poder devolverle una plata que nos había prestado mi vieja. El ingreso de la casa lo manejaba él. Yo solo tenía tres módulos de docente. El día que me fui de Vidal fue el peor día de mi vida”, afirmó.

Cuenta Luciana que estuvo cuatro días planificando su huida de Coronel Vidal, que él no dejaba la casa, que el 28 de diciembre del 2010 preparó sus cosas, hizo una exposición civil en la Municipalidad del Partido de Mar Chiquita y se fue con su padre y su abuela en un Ford Focus en el que la vinieron a buscar y en el que entraron menos de los bienes que pretendía llevarse definitivamente.

Al día de la fecha, Luciana afirma haber radicado entre 33 y 35 denuncias por hechos de violencia contra ella y su hijo. Que él la persigue, que le hackeó el Facebook, que dispone patrulleros de la Policía para seguirla y hacerle “escándalos” en la escuela, que “abusa de su autoridad”, que es “un psicópata”, que el padre de Gastón (su suegro) también le pegó en una oportunidad y que le roba ropa a su hijo.

Las afirmaciones constan en el expediente que lleva la representante legal de Luciana Lago, la abogada penalista Victoria Vuoto.

GASTÓN: “JAMÁS LE PEGUÉ”

La versión de los hechos que da Gastón Alonso también suena convincente. “Yo me separé hace seis años. La verdad es que yo no aguantaba más, hasta ahí llegue. Ella todo lo que quería y yo no cumplía como ella pretendía, me denunciaba”, dijo en primer término.

Respecto de las más de 30 denuncias, aseguró que su abogado “buscó en la Fiscalía y constan 10, no 30 como dice, de las cuales 9 están archivadas” y que “siempre hace estas denuncias en fechas clave” pero “no fue víctima de violencia de género porque jamás le pegué”.

Gastón Alonso violencia de genero

Gastón Alonso, exjefe de la sub estación de Policía de Mar Chiquita (Foto: gentileza La Gazeta de Mar Chiquita)

Según indica Gastón, cumple religiosamente con la cuota de alimentos para su hijo “para que no le falte nada”. “Sé que estuvo en la marcha del #NiUnaMenos. Al principio pensé que estaba llevando todo esto a una cuestión política por su militancia. Yo trabajo en un ambiente en el que lamentablemente he visto a mujeres golpeadas, que son víctimas de una violencia repudiable, pero ella está usando esto con fines políticos”, continuó y contó que respondió a las denuncias con otra de “calumnias e injurias”.

Gastón Alonso, ahora exjefe de subestación de la Policía de Mar Chiquita, hoy no tiene su arma reglamentaria. Según establece el reglamento policial, a partir de una denuncia de este tipo debe entregar el arma y pasar a una disponibilidad temporaria. En simultáneo, su nombre fue escrachado en Mar Chiquita con pintadas que lo acusaban de corrupto a él y al intendente de la vecina localidad, Jorge Paredi.

“Acá lo que me duele es que está mezclando un problema de grandes con nuestro hijo. Quien pida referencias tanto mías como de mi viejo acá en el pueblo va a encontrar que nada de lo que dice es verdad”, siguió.

“No tiene las copias de las denuncias que dice que hizo ni los certificados médicos porque no tiene nada. Me tuve que ir de allá por todos estos problemas que me generó. El psiquiatra la va a evaluar. Ella lo que quiere es que me echen de la Policía. Le molesta que haya crecido económica y profesionalmente, eso pasa”, analizó Alonso.

Otro de los episodios de los que da cuenta Luciana Lago indica que en un cumpleaños de su hijo en Coronel Vidal, tanto Gastón como su hermano y su padre (los tres policías) “sacaron las armas y dispararon al aire”.

“Eso está archivado, es una locura. No entiendo cómo miente así. Mi viejo es bombero voluntario, todos trabajamos, no somos gente violenta. Ella siempre fue así pero cuando nos separamos yo dije: hasta acá llegué y me fui”, completó Gastón, quien hoy está en pareja desde hace tres años con otra persona y solo quiere “vivir tranquilo”.

DENUNCIAS, CONTENCIÓN Y JUICIO

Luciana pasó en este tiempo por distintas entidades dedicadas a luchas contra la violencia de género. Cuenta hoy con un botón antipánico que la Dirección de la Mujer le proporcionó a través de la fiscal Graciela Trill, luego de que en una oportunidad se presentara en la fiscalía a su cargo llorando y pidiendo ayuda.

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El 3 de junio una multitud salió a las calles bajo la consigna #NiUnaMenos (Foto: archivo/QUÉ Digital)

“A mí me la complicaron. Siempre me tomaban mal las denuncias. Él dice que estoy loca. Le roba ropa a mi hijo, hace cualquier cosa para molestarme utilizándolo a él. Ahora estoy haciendo terapia grupal en la Dirección de la Mujer. Graciela Trill me escuchó llorando en la puerta de la fiscalía. Me dijo que me quedara tranquila, que lo vamos a llevar a juicio”, relató.

-¿Hasta dónde esperás llegar con todo esto?

-De la fuerza solamente lo voy a poder sacar si después del juicio penal a él lo desafectan. Quiero sacarlo de la fuerza, ir a juicio y que no me moleste más. Me siento contenida por las chicas de Pan y Rosas y Las Rojas, siento que me apoyan. Yo lo único que quiero es que mi hijo esté bien, no sufrir más y que me deje vivir tranquila.

Tanto la abogada de Luciana Lago como el representante legal de Gastón Alonso llevan este conflicto intrafamiliar por las vías legales. 

Más allá de la exposición mediática, de las acusaciones y de la versión que ambos dan de los hechos, será la Justicia quien determinará si los casos de violencia que ella denunció realmente existieron o no. Lo que puertas adentro de su intimidad ocurrió, solo ambos lo saben y solo la Justicia podrá esclarecerlo.

MULTISECTORIAL EN APOYO A LUCIANA

Este sábado 3 de octubre a las 19 se realizó en la casa de Hijos una multisectoral convocada por Las Rojas junto a otras organizaciones políticas, de género, Derechos Humanos y estudiantiles para analizar el caso y brindarle apoyo a la denunciante que sostiene haber sido víctima de este caso de violencia de género para el cual QUÉ eligió contar las dos versiones de los hechos.

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04/10/2015