Domingo 28 de abril | Mar del Plata
17/02/2020

Luna Roja: un recorrido por otro caso evidente de falta de control en espacios públicos

Accesos peatonales en mal estado, cabañas sobre la arena que desagotan al arroyo y otras al borde de un acantilado a punto de derrumbarse. Las imágenes que reflejan la falta de control.

Luna Roja: un recorrido por otro caso evidente de falta de control en espacios públicos
(Fotos: Qué digital)

Desde el 21 de enero, a partir de la intervención de la Justicia y la Municipalidad por el vertido ilegal de efluentes cloacales en un arroyo, el balneario Luna Roja permanece clausurado, al mismo tiempo que fue intimado e infraccionado por numerosas irregularidades estructurales. En un recorrido por la playa -la Unidad Turística Fiscal Playa Bonita-, las imágenes evidencian, una vez más, la falta de inspecciones por parte del Estado en relación a las concesiones que otorga en la traza de la Reserva Forestal Paseo Costanero Sur.

Otra vez falta de control, otra vez cabañas sobre un acantilado (y también sobre la arena a metros de un arroyo); otra vez falta de control, otra vez espacio público privatizado; otra vez falta de control, otra vez impacto ambiental contra la reserva forestal y paleontológica del Paseo Costanero Sur.

Con similitudes pero en otra Unidad Turística Fiscal, el caso de Playa Luna Roja parece repetir lo que dos años atrás se gestaba en Playa Redonda (ex Rancho Móvil). Las imágenes, la evidencia concreta de los serios incumplimientos del pliego licitatorio por parte del empresario Horacio Ipucha y su firma EJC SA en el territorio de la UTF, los cuales llevaron a la clausura y el futuro incierto de la concesión.

En el mes en que se cumple un año del desalojo de la Asociación Rancho Móvil de la UTF Playa Redonda, a unos pocos kilómetros con sentido al centro de Mar del Plata sobre la Ruta 11 se encuentra otro de los “Rancho Móvil” del sur. Allí, nuevamente la falta de inspecciones por parte del Ente Municipal de Turismo -a cargo de las UTF-, permitió que, en este caso un sector concesionado, avance y afecte el ambiente provocando, sin más, su clausura tras la intervención de la Fiscalía de Delitos Culposos y Ambientales.

Baños que no están en condiciones, ingresos y puentes peligrosos en el sector público, un arroyo Lobería cuyo cauce -aseguran los vecinos- fue desviado para ampliar el sector privado, cabañas de alquiler sobre la arena y el vertido en el arroyo de las cloacas, e incluso otro conjunto de dormis sobre el acantilado con delicadas falencias estructurales y peligro de derrumbe.

EL RECORRIDO

Todo un combo de irregularidades que, solo luego de ser denunciadas por el colectivo Faro de la Memoria ante el Emtur -con la destrucción del monumento de homenaje a la Masacre de Luna Roja como puntapié- y a pesar de numerosos expedientes iniciados por vecinos a lo largo de los años, motivó la intervención estatal en el caso.

En el ingreso público, a los pocos metros se encuentra la primera de las viviendas cuestionadas, donde vive un casero y, al lado, la batería de baños públicos, los cuales, según el relato de los vecinos y lo que fuera constatado por la propia Secretaría de Obras Municipal, no sólo se encuentran en mal estado sino que regularmente están cerrados.

Varios metros más abajo, la segunda irregularidad: al pasar el cauce del arroyo, un puente en muy mal estado conecta a la parte pública, con el agravante de que se trataba del único ingreso posible hasta que los vecinos se organizaron en la Asamblea de Vecinos y Vecinas del Sur y abrieron un paso que había sido alambrado por Ipucha. Incluso, este domingo los propios vecinos llevaron adelante tareas de refacción del acceso sobre el arroyo.

Siguiendo el recorrido del arroyo -que cruza todo el sector público luego de que la concesión, según denuncian, cambiara el cauce para obtener un mayor espacio de carpas- además de un segundo puente también en mal estado, del lado privado se encuentran las primeras cuatro cabañas de alquiler, construidas con concreto y sobre la arena, en el sector de la UTF.

Estas cuatro cabañas, además de vulnerar el espacio de ribera, fueron las que precipitaron la clausura, ya que se comprobó a partir de muestras tomadas por la Policía Ecológica, que los desagotes cloacales eran vertidos al arroyo donde todavía niños, niñas y adultos se bañan y cruzan caminando, a pesar de los carteles que lo prohíben.

De vuelta en el sector público, tras cruzar el primer puente se halla el “depósito” –según está declarado por el concesionario- en pleno espacio público: una importante construcción de madera administrada por EJC SA que en realidad funcionaba como chiringo.

Cuando el recorrido continúa, hacia la derecha de la UTF se observa (además del restaurante, la construcción más grande del balneario), el numeroso complejo de cabañas y dormis que, además de tener una pileta, se encuentra en un delicado estado de conservación, sobre el acantilado que bordea el límite sur de la UTF, no sólo con riesgo de derrumbe de sus estructuras sino también del propio acantilado producto de la erosión natural y humana.

Los dormis, además, tal y como constató la Dirección de Unidades Turísticas Fiscales de la Secretaría de Obras, también disponían de desagotes, cloacas y pozos ciegos cuyo funcionamiento y habilitación continúan pendientes de revisión, aunque claramente se trata de estructuras invasivas en medio de la reserva natural y paleontológica del Paseo Costanero Sur.

Con este panorama, y en plena temporada, el balneario continúa clausurado y su futuro aún es incierto. La situación, además, se agravó por la falta de inspectores que recorran los 42 kilómetros de costa de General Pueyrredon, en terrenos donde el Municipio concede permisos de explotación que, además de ser incumplidos, llevan adelante acciones que perturban y contaminan el territorio de la Reserva Forestal.

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17/02/2020